Sabor a olvido

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Esa insaciable búsqueda interna para hallar el amor...
Aquel desconcertante sentido de pertenencia y olvido, que embriaga tanto los sentidos llevándolos así hasta el olvido.
Ese frío solitario, que penetra  cada poro de la piel, llega a los huesos y los sacude cuál ráfaga de viento cuando el invierno está por ceder.
Así, es como cada oscura y solitaria madrugada pasa lenta y larga, negándose a envolver en "sueños de magia" la sutil añoranza de un beso en el alma.
Perdiendo la cordura, respirando solo bajo un mar, caminando bajo las estrellas, y olvidando con cada despertar...

Las madrugadas se hicieron para los poetasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora