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Era viernes, mi viernes. Avril y Regina se ofrecieron a ayudarme con el vestuario de esta noche.

Salimos del colegio y el auto del papá de Regina ya estaba esperando. Antes de entrar al auto di un vistazo al restaurante y lo ví, tomaba la orden de una pareja joven. Sonreía y esa simple acción hacía que una revolución de sentimientos apareciera en mi vientre.

— ¿Entrarás al auto, _____? — Avril estaba por cerrar la puesta trasera del auto.

— Lo siento — susurre, oh Dios que vergüenza. Tomaran eso como burla ahora.

Acomodé mi mochila bajo mis pies y cerré la puerta del auto.

[...]

— ¿Te gustan las faldas, verdad? — pregunto Regina después de cerrar la puerta de su habitación.

— Si, ¿Porqué? — ambas soltaron un suspiro de alivio.

— ¡Perfecto! — chilló Avril. De su armario saco una bolsa roja — la falda se mira hermosa con la blusa que te compramos. Te miraras hermosa.

De la bolsa salió una falda de cuero negro y un crop top de líneas en blanco y negro. Se vería muy bien con los tacones que traje.

Tres horas pasaron y ya estaba lista. Era muy temprano para ir al restaurante, aún así la mamá de Regina pensaba que debía ir ya.

— Sigo pensando que es muy temprano — murmuré después de que Avril encendió el auto.

— Deja de alegar, iremos a traer algo antes de ir a dejarte. 

Lo único que puede hacer fue resignarme, ellas son muy necias.

Conectaron el teléfono celular de Regina al radio y comenzaron a reproducir música. ¡Que alguien me saque de aquí!, Se irán todo el camino cantando y eso es significante de un dolor de cabeza.

[...]

Durante dos horas estuvimos dando vueltas por la ciudad, gastamos toda la playlist de Regina y dejamos a media la de Avril.

Estaba frente al restaurante donde el cartel de "Cerrado" se reflejaba por la puerta de entrada.

— ¿Se habrá ido? — mordí mi labio inferior, ¿Erick me habrá dejado plantada?

— ¿Quieres que nos vayamos? — pregunto Avril.

— Eso creo — ese chico es tan lindo que en verdad quería conocerlo más.

Antes de que Avril pudiera encender el motor del automóvil, el lindo cubano se paró frente a la puerta.

Mis amigas se volvieron y me sonrieron. Me despedí de ambas y baje.

Él me abrió la puerta del local y me sonrió, me sentí desvanecer.

— Casi te ibas — dijo después de cerrar la puerta y bajar la persiana.

— Pensé que me habías dejado plantada — me encogí de hombros.

— Jamás — soltó.

Estaba en el cielo, eso era un hecho ¿Pero que hice para entrar aquí?














¡Llegó el día de la cita!, Espero que les guste.

~ Q.A ~

Amor en coma | Erick Brian ColónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora