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Terminé mi desayuno y pedí la cuenta, Erick venía con ella en manos.

— Falta poco — dijo entregadome el papel.

— Está bien, mamá me pidió que pasara a la tintorería. Tómate tu tiempo — le sonreí y él a mí.

— No vayas a tardar — le extendí el papel — que te extraño y me debes un beso — sonrió.

— Prometo no tardar — iba a decir algo, pero un señor de gran estatura lo llamo.

— Tengo que ir — susurro — te amo — y se fue casi corriendo para la cocina, dejándome con una boba sonrisa en el rostro.

[...]

Después de recoger lo que me pidió mi mamá, caminé hacia donde estaba el carro.

Fue una verdadera vergüenza. Iba tambaleando en todo el camino, esto pesaba aunque no fuera mucho. Esto era extremadamente grande para mi pequeña persona.

Al llegar al estacionamiento sentí como retiraban las bolsas de mis brazos. Estaba lista para atacar, cuando veo quién es la persona.

— Dios, Dereck. Pensé que eras un ladrón — lleve una de mis manos a mi pecho y el río.

— No hay ladrones tan lindos como yo, querida — puse los ojos en blanco.

— Oh, por supuesto — caminé al carro y él me siguió — gracias por ayudarme con las bolsas.

— No es nada — dijo restándole importancia — sabes que haría todo por ti — sonrió y solo logré devolverle el gesto. ¿Me estaba coqueteando?

— Yo...me tengo que ir — pase mi dedo por la punta de mi nariz — fue lindo verte, Dereck, y gracias otra vez — me despedí de él con un beso en la mejilla. Cosa que dude.

— Hasta pronto, dulzura — dio media vuelta y entró al colegio.

Imite su acción y entre al carro, lo encendí y salió de ahí. Al pasar por el restaurante, Erick ya estaba esperando en la esquina.

— Hey, guapo — él levantó la mirada de su teléfono y me miró — si, el de los ojitos bonitos. Sube — quite el seguro y él abrió la puerta para entrar.

— Pensaran que eres mi sugar mommy — dijo mientras se ponía el cinturón de seguridad. Siempre hay que estar protegidos.

— Pues que sugar mommy tan sexi tienes — reí.

Sentí como pasaba su brazo por mi espalda para atraerme a él. Con su mano libre tomo mi mentón y unió nuestros labios.

— Hola — susurro en medio del beso.

— Hola —.

Pase una de mis manos por su cuello y comencé a acariciar su cabello.

Era un lindo momento, solo él y yo  después de dos semanas sin ningún tipo de interacción. Hasta que la bocina de un carro nos separó.

Dejo un último beso en mis labios y me permitió seguir conduciendo.

— Te extrañe — dije mientras comenzaba a acariciar su mejilla.

— Yo más — cerró los ojos ante el tacto y se quedó así por un momento.

— Amor, no te duermas — quite mi mano y él bufo.

— ¿Por qué no me dejas disfrutar? — pregunto con un puchero.

— Necesito mis dos manos para manejar — me excuse y él hizo más evidente su puchero — Okay, bebé Erick, te prometo que llegando te doy todos los mimos que quieras.

— Genial — se incorporó en su lugar — gira acá — señaló el lado izquierdo de la autopista.

— ¿Por qué? —.

— Cambio de planes — se encogió de hombros — vamos a mi casa, preciosa — solté una risa y tome el camino que me indico.







Muchas gracias a las personas que han votado, aunque me he atrasado con las actualizaciones.

Espero que les gusten estos dos capítulos. Nos vemos en la siguiente. Chauuu.

~ Q.A ~

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⏰ Última actualización: Sep 23, 2019 ⏰

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Amor en coma | Erick Brian ColónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora