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Había pasado casi dos semanas, dos semanas donde solo había visto a Erick tres veces. Los exámenes me estaban consumiendo y aunque él era bastante comprensivo sabía que también necesitaba que pasáramos tiempo juntos.

— Amiga, ya terminaremos y podrán pasar todo el día juntos — sonrió Regina.

— Solo quiero que eso llegue rápido, ya lo quiero ver — estampe mi cara contra el libro de química. Dolió.

— Oh — hizo que levantara la cabeza y según ella, mi frente estaba muy roja — Que estúpida eres, ese libro es más fuerte que una roca — río.

— Ya no quiero estudiar — empuje el libro de la mesa y sin darme cuenta, callo en mi pie — ¡Mierda! — chille quitando aquel maldito libro.

— Hoy no es tu día — río con ganas.

— Haz silencio.

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Con los puntos extras que me esforcé para obtener, me había exonerado de tres materias. Justamente las tres que hacían falta de rendir examen.

Así que mis vacaciones comenzaron ayer.

Salí de casa a las 9:30 am, sabía que hoy Erick solo trabajaba en la mañana. Había pensado que podíamos ir a comer a algún lugar y pasar la tarde juntos, claramente todo sería sorpresa.

Dejé estacionado el carro en el parqueo de alumnos, dejando mi permiso a la vista.

Bajé y caminé al restaurante. Trate de visualizarlo por la ventana pero no vi nada. Empuje la puerta y la campana sonó, todas las miradas se concentraron en mi y eso me puso algo nerviosa. Acomode un mechón detrás de mi cabello y apreté el agarre en mi teléfono, para comenzar a caminar con seguridad a la mesa de siempre.

En todo el trayecto solo sentía que me observaban y que todo ruido a mi alrededor paraba. Pero claro, solo eran cosas de mi imaginación, no eres tan importante, ¿Lo sabías?.

Recargue mi cabeza en el respaldo y deje mi teléfono en la mesa, cerré los ojos y espere a que alguien viniera.

— Buenos días, hermosa. ¿En qué te puedo servir hoy? — sonreí al instante y abrí lentamente los ojos.

— ¿Así le hablas a todas tus clientas? — pregunté con diversión.

— Solo a las importantes — sus ojos de verdad eran preciosos, carajo.

— ¿Entonces soy importante? — pregunté y él río.

— No, te confundí con alguien más — me incorporé y puse mi mejor cara de indignación.

— Eres un grosero, Erick Brian — le dí un pequeño golpe en el brazo.

— Uh, que agresiva — dijo — ahora sí, ¿Qué vas a querer?.

— Uhmmm, quiero una orden de Waffles y una cita contigo, porfavor — el río y apunto lo que pedí.

— En un momento estará tu orden — guardo la libreta y el lapicero — salgo en media hora, espérame ¿Okay? — asentí y él se fue.

Ah, ya lo extrañaba.

~ Q.A ~

Amor en coma | Erick Brian ColónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora