Diario de una adolescente

Capítulo 5: tres son multitud

(Amy)

Era una hermosa mañana, el sol ya había despertado, al igual que yo, ya estaba lista para iniciar un nuevo día en la universidad. Abrí mis ojos debido a que mis escasas horas de sueño tocaron su fin y yo debido a la hora en la que regresamos, todavía tenía sueño. Mire a mi alrededor para contemplar la habitación desde el ángulo de mira que tenía desde esa posición por última vez hasta que volviera a llegar la hora de finalización de horarios escolares por el día que iniciaba. Tenía la intención de mirar a Diego mientras dormía y me sorprendí mucho al ver que él no se encontraba en la cama, empecé a buscarlo desesperádamente como una histérica, pero, a pesar de recorrer todo el campus en su busca, no lo encontré y decidí buscarle por los alrededores.

Llegue hasta el aparcamiento que se posicionaba en la parte trasera del edificio de la habitaciones y allí me encontré a Mike y John.

- Chicos, ¿habéis visto a Diego?- Pregunto yo muy preocupada y ala vez con mucha intriga por saber que hacían en el aparcamiento cuando iban a dar comienzo las clases en escasos minutos.- ¿ Que hacéis aquí? Las clases van a empezar enseguida.

- No, los profesores nos han dejado hoy para descansar, por lo que ocurrió ayer con el autobús.- Me dice John poniéndome una mirada picara.- Todo el día para hacer lo que nos de la gana.- Dice continuando con esa mirada que se me hacía incómoda de ver.

- Si buscas a Diego se fue a por una sorpresa para ti.- Dice Mike con intención de cambiar de tema.

-¿Una sorpresa, os dijo que es, no?- Pregunto yo mientras la intriga de saber que iba a ser esa supuesta sorpresa que Diego me había preparado me comía por dentro.

- No, no nos dijo nada.- Dice Mike mientras John se enfada de manera un poco incómoda para mi.

- Siempre estas buscando a Diego, parece que hasta te gusta.- Dice John celoso, sin saber porque motivo.

Instintivamente me sonroje y hizo que John se pusiera más celoso todavía, algo que sorprendió teniendo en cuenta lo celoso que estaba de por si.

- Si me gusta Diego o no, no es asunto de nadie excepto del mio.- Digo yo un poco molesta con John.

Me fui de hay lo más rápido que pude con la intención de no hablar con John, a pesar de que me gustaba mucho estar hablando con Mike. Llegue hasta mi habitación y me senté en la cama con un libro en manos con el propósito de matar el aburrimiento, estaba leyendo mi novela romántica favorita "Amar una sola vez" esta novela la escribió Johanna Lindsey mi escritora favorita. Pasaron tres horas y me había conseguido leer la mitad del libro, entonces alguien llama a la puerta, yo intento ignorarlo, pero, sigue llamando, el motivo por el cual no abría era porque yo tenía la confianza de que era cosa de mi imaginación, pero, resultaba que no y me di un gran chasco al darme cuenta de dicha situación. Abrí la puerta y vi a Diego con Adam.

- Amy!!! Cuanto te he echado de menos!!!- Dice Adam muy contento mientras me agarra de la cintura suavemente.

-ADAM, QUE HACES TU AQUÍ!!!- Digo yo muy histérica.

Miro a Diego y veo en su rostro que él está lleno de tristeza.- ¿Diego, que te pasa?- Pregunto yo muy preocupada por él.

- No, nada, no te preocupes.- Dice Diego mientras cambia el rostro a uno con una gigantesca sonrisa fingida.

- Amy, tu amigo Diego es muy majo.- Dice Adam mientras me suelta la cintura y se acerca a Diego para cogerle del cuello como si fuesen amigos de toda la vida.

Adam me cogió del brazo y me llevo al sitio donde nos conocimos él y yo, en el viejo árbol que hay en la colina de detrás de la Universidad.

- Es raro, estudias en el sitio en el que nos conocimos.- Dice Adam con tono picarón, como si lo que hubiera hecho fuese lo más romántico que han hecho por él en su vida.

- No es por amor, es porque esta ha sido la única Universidad que me ha aceptado.- Digo yo con la intención de que cambie ese tono tan molesto para mi.- Ha sido pura casualidad.- Digo yo mientras nos sentamos en el suelo apoyando nuestras espaldas en el robusto árbol.

Estuvimos una hora tumbados sin decirnos nada el uno al otro y acabe por dormirme.

- Amy, vámonos, se esta haciendo tarde.- Dice Adam con la intención de despertarme para volver a la Universidad debido a que ya eran más de las ocho de la tarde.

- Cinco minutos más, mama.- Digo yo muy cansada.

- Amy, soy yo Adam.- Dice él todavía con la misma intención.

Rápidamente yo me despierto y me levanto todavía muy cansada y me pongo en dirección a la Universidad. En el camino a la Universidad, Adam y yo empezamos a hablar.

- ¿Adam, te puedo preguntar una cosa?- Digo yo seria.

- Hay va mi respuesta, si. Ya has malgastado en comodín del presentador.- Dice él mientras finge que esta en un reality de televisión.

- Adam!!! No lo digo para bromear!!!- Digo yo muy molesta con él.-¿ Porque has venido?- Pregunto yo mientras bajo la cabeza.

- Por tu amigo, Diego, me pidió que viniera hasta aquí para estar contigo.- Dice él mientras me coge dúlcemente de la mano.

- DIEGO TE DIJO QUE VINIERAS!!!- Digo yo muy histérica, como si acabasen de darme un examen para el que estudie un montón y sacase un cero.

- Si, pero.¿ Cuál es el problema?- Pregunta él un poco preocupado y sorprendido al mismo tiempo.

- Veras, Adam. Resulta que Diego me......me......me gusta.- Digo yo un poco nerviosa, porque aún no tenía muy claro si era así o simplemente era que me parecía muy guapo y amable.

Adam se detuvo de golpe y como íbamos cogidos aún de la mano por el tirón fuerte que hice yo misma por seguir caminando, acabe por caerme al suelo.

- ¿Adam, que te pasa?- Digo yo al ver que de repente empieza a tocarse a si mismo el pecho.

- Amy, se trata de que tengo problemas de corazón, pide ayuda.- Dice él escasos segundos antes de caerse al suelo de cara.

Lo más rápido que pude me dispuse a coger el teléfono de mi bolsillo, pero, cuando fui a cogerlo caí en la cuenta de que cuando Adam me llevó al árbol, no me dio tiempo de coger el teléfono.

Como pude cargue a Adam en mi espalda y le lleve al comedor de la Universidad, debido a la hora que era, todos se encontraban allí cenando. Entre aún con Adam en la espalda y con una respiración entrecortada, al verme así Diego, Mike, John y el director Camillo se me acercaron para ayudarme, pero, en el preciso momento en el que John cogió a Adam, me desmaye por cansancio.