Thunderbird⁰ [Newt Scamander] LUNAE LUMEN SAGA

Capítulo 2: "Bakari y su perro jabalinero"

NEWT SCAMANDER LLEVA LISTO SU MALETÍN EN LA MANO DERECHA, porque sabe que de ese lugar saldrá con al menos tres criaturas más a las cuales cuidar. Ha preparado todo, el interior de la maleta se ha extendido y los hábitats para cada uno de los animales está listo para recibir a los nuevos inquilinos. Bakari le ayuda en la tarea, pues Newt sabe que no hay nadie más capaz que él para hacerlo, ambos se ponen manos a la obra y en cuestión de minutos logran crear una representación decente del desierto de Arizona. Al perro jabalinero de Bakari parece gustarle por la manera en la que corre a través de montañas de arena y alrededor de los arbustos mientras deja caer su espesa y pegajosa baba por todos lados. Newt sólo espera que al ave del trueno esté tan emocionado como el perro de su buen amigo.

Terminando su labor, ambos salen de la maleta, con el perro siguiéndoles los pasos, parten de la casa de Bakari y se encaminan hacia las pirámides, que, como bien menciona Bakari, ha sido el lugar destinado para comerciar con los animales mágicos. Newt no sabe muy bien porque la mascota de Bakari tiene que acompañarlos en el viaje con lo escandaloso que puede llevar a ser, sin embargo, piensa que, como él, Bakari no puede ir a ningún lado sin su preciado amigo de cuatro patas.

El viaje hacia las pirámides es largo, y tanto Bakari como Newt saben que el aparecerse así como así frente al depósito únicamente les traería problemas, por lo que no les queda de otra más que recorrer todo el camino a pie. Newt suspira y enfunda sus manos en los bolsillos de su gabardina, dejando que la maleta flote a su lado, siguiendo sus pasos. Bakari le mira de reojo, dejando que Asim –su perro- correteé entre sus piernas y juegue con la maleta de Newt. Sus miradas se encuentran y Bakari sabe que ya no puede retener lo que piensa.

—Lo que sea que tengas por decir, amigo mío, dilo ya— Newt le dice, regalándole una diminuta sonrisa que se ve apagada por la ráfaga de viento que les despeina el cabello. Bakari lo observa a través de la noche y chasquea la lengua antes de hablar

—No es nada, es sólo que yo... bueno, estando dentro del maletín, quizá... bueno, no quizá, yo estuve husmeando un poco, ¿de acuerdo? —Bakari parece avergonzado a pesar de que a Newt no le sorprende demasiado. Bakari retuerce sus manos en los pliegues de su suéter, nervioso— Y encontré... vi a una de esas criaturas malignas, ¿sabes? Un obscurus. Y yo... yo sólo quería saber cómo fue que tu... ya sabes, lo conseguiste

Aquella es una historia muy larga y la verdad es que Newt no está listo para contarla todavía, mucho menos a Bakari, quien consigue una opinión muy diferente  a la de Newt respecto a los obscurus luego de tener una experiencia muy cercana con uno. Su amigo parece muy interesado sobre el tema, pero Newt sacude la cabeza diciéndole discretamente que por el momento prefiere no hablar del asunto. Bakari parece entenderlo hasta que agrega:

—El obscurial murió, ¿verdad? —Newt lo mira por un momento antes de volver su vista hacia el horizonte—El pequeño que estaba alojando al obscurus... ¿estiró la pata?