Oneshoot - Zayn Malik

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Amor. ¿Qué es el amor? Nunca nadie supo explicar lo que realmente significa. Siempre erraron en sus definiciones. Siempre diciendo algo cursi o en un tono demasiado ciéntifico como: "El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre seres, definido de diversas formas según las ideologías y puntos de vistas"

Siempre buscaron excusas para clasificar un sentimiento que, en definitiva, jamás se pudo explicar. Nunca nadie logrará entender al amor; solamente hay una manera de entenderlo... Experimentándolo.

Pero, ¿Cómo esperan que una muchacha de catorce años de edad experimente el amor? Puede gustarle algún muchacho, algún compañero, pero el amor verdadero no es tan fácil de encontrar. Menos aún a los catorce...

-Pasajeros con el número de vuelo A6V1D9 con destino a California, favor de abordar por la tercera plataforma en su derecha. -La voz mecánica de la mujer a travez del altavoz se hizo presente. Tomé mis maletas y mi padre me esperó tras el corredor.

-¿Lista muchacha? Abandonamos una vida, pero no olvides que el mañana...

-Se construye día a día. Losé papá, siempre lo repites. -Exclamó Abbie mientras rodaba los ojos. -Siempre es lo mismo. -Susurró para sus adentros cuando su padre agarró el bolso de manos y le entregaron los pasajes a la azafata.

Samuel Shaw era un trotramundos, conocido como un gran empresario. Su única compañía es su hija, Abbie Shaw. Su esposa habría muerto cuando la pequeña Abbie era pequeña, aunque su muerte es algo que la rubia desconoce. Samuel jamás le dijo porqué murió; y fue en su cumpleaños número doce, que dejó de insistir. Abbie entendió que, tarde o temprano sería una gran carga para ella. 

Se sentó en el suave asiento del avión; por alguna extraña razón, su padre estaba dos asientos adelante de ella, y le preocupaba tener que viajar con un completo desconocido. La sonrisa de un joven moreno la sacó de su foco, y posó la vista en el muchacho.

-Hola, mi nombre es Zayn. -Sonrió el muchacho; era mayor que ella, tal vez, por dos años. Abbie sonrió y se corrió un mechón de su rostro. En este momento, le agradecía a dios porque su padre no se sentara con ella.

-Ehmm, hola. Mi nombre es Abbie. -Exclamó ella con una sonrisa en su rostro. La azafata dio las ordenes, y todos comenzaron a abrochar sus cinturones.

El vuelo fue normal. Abbie no paraba de mirar a Zayn; aunque bien el no se quejaba, todo lo contrario, hacía lo mismo. Habían intercambiado sus números celulares y se habían prometido mutuamente llamarse, también escribirse. Ella se hospedaría en un hotel de Big River; allí estarían por dos meses, o al menos, hasta que se vayan de nuevo.

Por días estuvo esperando la llamada del joven, pero luego del sexto día se cansó de esperar y empacó. Saldrían a Montana esa misma noche; y por muy extraño que pareciera, ella quería largarse de California. Todo le recordaba a él; lo peor de esa aventura fue haberse enamorado de un chico que claramente no sentía absolutamente nada por ella.

-¿Lista Abbie? -Murmuró su padre con una amplia y cansada sonrisa de treinta y cuatro años. La rubia sonrió y cerró la puerta de su habitación de hotel. Cruzó el umbral de la recepción y se largó de allí, se largó para no volver... nunca más.

*3 Años después*

-¿Encerio tenemos que volver a California? -Bufó Abbie mientras terminaba de cerrar la maleta. Por tres años había estado en más países que un anciano en toda su vida. Había estado en Montana, en Texas, en Arizona y hasta en Miami. Dichas ciudades no le habían atraído en lo más mínimo.

En su mente aún seguía el recuerdo de Zayn, y a pesar de conocerse únicamente por las dos horas que charlaron en el avión, ella sentía algo por él ¿Extraño no? Pues, dicen que así es el amor.

-¿Lista Abbie? -Sonrió su padre mientras entraba a la habitación. Soltó una toz por el polvo, las cosas no habían cambiado desde que estuvieron allí. La estantería, la cocina. Todo seguía igual. Abbie tuvo que refregar la lágrima que caía por su mejilla y golpearse mentalmente por estar "Llorando" por él. No se lo merecía, ni siquiera la había llamado.

Hace tres años había prometido tantas cosas. Bueno, está bien, había prometido llamar y tal vez algún helado. Pero da igual, las promesas jamás se rompen... ¿No es así?

El sonido de unos nudillos contra una puerta la sacaron de sí. Tal vez era su padre; había salido veinte minutos antes para hablar con los empresarios, y siempre que salía, algo se olvidaba.

-¡Ya voy papá! -Exclamó pensando que era él; pero, en cambio era un muchacho. Sus ojos café eran muy bonitos, y su sonrisa blanca era cautivadora. Tartamudeó sin decir nada, y sus ojos brillaron. Le era conocido, pero realmente no sabía de dónde.

-¿Abbie? ¿Me recuerdas? Por fin volviste. -Vociferó el muchacho mientras procesaba toda la información en mi cabeza. Él sabía mi nombre, y también mencionó un "Me recuerdas" ¿Sería posible?

-Z... ¿Zayn? -Murmuró mientras estallaba en un llanto. Zayn no entendía; le preguntó unas diez veces si se encontraba bien. Claramente no lo estaba. -Lárgate ¿Porqué no intentas comunicarte con una estúpida llamada? ¡Oh claro, porque jamás lo harías! -Exclamó mientras se sentaba en el sillón y observaba como él la miraba sin comprender nada. -Solo vete. -Suspiró mientras se paraba para abrirle la puerta eh indicarle que se fuera.

La había lastimado. Es decir, en ese entonces tenía catorce. Ella era ilusa, aún sigue siendo ilusa. No quiere que la vuelvan a engañar con falsas promesas. Y sí, puede ser que solo haya prometido una llamada, pero pasó tantos años con promesas sin cumplir... no quería otra falsa promesa.

Otra vez había huido. Solo que esta vez, Zayn había aparecido. Ahora estaba en el aeoropuerto. Habían pasado unos cinco días; menos que la vez anterior. Menos días en california que hace tres pesados años. Cerró los ojos y se dejó caer en la silla de la sala. Samuel la miró y suspiró.

-¿Que pasó Abbie? -Exclamó mientras la rubia volvía a abrir los ojos. Algo le decía que su hija no estaba bien; la tristeza había sido su humor de preferencia desde que llegaron a Big River.

-Nada papá. Solo... olvídalo. No te preocupes por mí. -Bufó mientras acomodaba los pies. Se escuchó a la mujer por el altavoz indicar la plataforma del vuelo. Miró por última vez el pasillo. Sabía que no vendría; la última vez había hecho lo mismo. Solo lo hacía para satisfacerme a sí misma; para decirse una y otra vez que el amor no cabe en su vida.

-¡Abbie! -Vociferó Zayn mientras corría a toda prisa por el corredor. Abbie soltó un respingo y dejó caer su maleta. Todos los extranjeros y pasajeros vieron a Zayn de mala manera; búscando paz. -Yo intenté. -Dijo llegando a la rubia. Tomó aire y volvió a continuar. -Yo intenté llamarte. Pero, nunca me dijiste en que habitación te hospedarías. No me diste tu número telefónico. -Exclamó.

-¿Ahora todo es mi culpa? ¿Por no darte un número telefónico? Pudiste haber venido al hotel y preguntar. Sabías mi nombre Zayn. -Bufó tomando su maleta del suelo. Zayn la tomó del brazo y la hizo girar, tirando todo. Abbie soltó un suspiro dejado y volteó su vista furiosa.

-Losé. Realmente intenté, pero, cuando vine me dijeron que ya te habías marchado. Me dijeron que te habías ido a Montana. -Exclamó mirando al piso. Volvió su vista a la rubia y la tomo de su cuello. La atrajo hacía él y la besó.

Era un beso lleno de pasión, lleno de... amor.

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