O1

3.7K 302 12
                                    

Los viernes por la tarde iba a recorrer las calles, siempre me habían dicho que caminar sin dirección alguna te ayudaba a quitar el estrés acumulado.

Recuerdo que esa tarde en especial, mi doctora me había dicho que ya faltaba poco para irme, que ya estaba mejor. Pero lo cierto es que cada vez me encontraba en peor condición.
No esperaba mucho de ella, es simpática y amable, pero ningún psicólogo ha sabido tratarme y la mayoría de ellos me han tratado como un caso perdido.

En una de las sesiones que tuve con ella, conocí a un paciente suyo. Él sufría de una enfermedad terminal que nunca supe como se llamaba. Cuando lo vi por primera vez no causó nada en mi interior, sólo era una persona que quería seguir viviendo sin ninguna enfermedad por delante.

Y quizás fue eso lo que me enamoró, el que haya sido tan distinto a mí.


With meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora