O3

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Si me hicieran describir al chico del cual me enamoré, no terminaría nunca.

Jeon Jungkook, un nombre y un apellido, dos palabras, doce letras y un apuesto chico.
Tenía los ojos color avellana, el cabello oscuro y una sonrisa muy linda. Era delgado y alto.

Algunas veces las enfermeras lo sacaban de esa fea habitación a caminar un rato. Varias veces me fue a visitar en mis consultas al psicólogo, haciéndome pasar un buen rato antes de volver a la realidad.

Era un buen chico, te hacía sonreír siempre que podía y te sacaba unas cuantas risas. Aún recuerdo el día en el que llegué llorando a su habitación, preguntó qué me había pasado y le conté la historia completa.

Yo no tenía madre, me abandonó cuando nací debido a que era un problema para la economía de ella. De allí me adoptó un extraño, el cual estaba casado. Era borracho y drogadicto, mató a su esposa —la cual le había tenido mucho cariño— cuando tenía doce años. Él nunca se mostró arrepentido. Comencé a trabajar para poder mantenernos, cerca de mi hogar había un pequeño negocio el cual me pagaban lo suficiente para mantenerme sólo. Cuando le confesé a él que era homosexual me echó de casa, era homofóbico.
Me encontraron en un puente, a punto de lanzarme debido a que esa parecía ser mi única opción. Desde allí comencé a ir a terapia.

Cuando le conté la historia, al igual que yo, también estaba llorando. Pidió que me acercara a él y me abrazó fuertemente diciendo algunas palabras que yo jamás olvidaré.

"No temas, Yoongi, estaré para ti siempre. No temas, eres fuerte y todo mejorará pronto, ya verás. Me tienes a mí e intentaré sacarte todas las sonrisas que pueda, por siempre"

No estoy enojado con él porque se fue temprano y jamás volvió, al contrario, durante ese tiempo me hizo fuerte, y jamás olvidaré ese momento tan feliz.

With meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora