Volver a empezar. Parte 3

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Science-bros

Tardaron lo suyo en explicar todo nuevamente, decidiendo decirle la verdad: que él volvió a ser un niño en cuerpo, mente y alma. Pero por alguna extraña razón, era como si le entrara por un oído y le saliera por el otro. O más bien, cada vez que intentaban explicar eso, el niño se volvía aturdido y al terminar, era como si nunca le hubieran explicado nada. Así que para probar, cambiaron a una mentira más elaborada: viaje al futuro. Y esta vez no lo "olvidó".ª

—Entonces...—comenzó la vocecita—Por algún extraño suceso viajé al futuro. Y mi versión adulta no está aquí porque en cuanto yo llegué, él se fue. Y no puedo ver a mis padres porque están de viaje de aniversario para recorrer el mundo en una especie de vacaciones de tiempo indefinido y si los llamo como niño se van a asustar. ¿Es así?

—Exacto—respondió Natasha por todos, en especial porque era la única capaz en ese trío de mentir de forma perfecta y sin estropearlo por la culpa, no como cierto capitán que aún lamentaba que Tony no pudiera retener en su mente la explicación que contenía la verdad—Pero tranquilo, todos los científicos en Shield están buscando la manera de que vuelvas.

—Oh. Entonces... ¿quién es él?— cuestionó señalando al niño que seguía durmiendo en el sillón.

—Un dormilón—declaró Clint mientras pinchaba con su dedo la mejilla sonrosada del niño durmiente, el cual movió su mano como quien espanta un insecto y se giró para seguir durmiendo.

—Ah, entonces él también viajó en el tiempo—dedujo Tony mientras se unía al arquero y soplaba un poco en la oreja de su science-bro, que aún dormido manoteó un almohadón y lo usó para tapar su oreja.

Clint sonrió victorioso por tener un compañero de travesuras pero luego ambos fueron alejados del sillón por Natasha.

—Déjenlo en paz, se despertará cuando deba hacerlo.

—¡Pero podemos acelerar el proceso!—replicó el mini genio, mirando a su nuevo amigo para que le ayudara. Por supuesto, Clint asintió con vehemencia.

—¿Sí? ¿Y cómo planean hacerlo?

—¡Balde de agua!

—¡Ataque de cosquillas!

Respondieron al mismo tiempo, pero al escuchar la respuesta del otro se observaron, evaluaron las opciones y sonrieron al responder juntos—¡Ambas!

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El niño pelinegro está tranquilo aún luego de recibir la noticia de que viajó al futuro. Con calma toma un pan casero que el rubio –autopresentado como Steve Rogers y proclamado, por un niño inquieto, como el grandísimo, inigualable y genial Capitán América– cortó en rodajas y tostó levemente. Le pone manteca, hunde ese lado en un plato lleno de azucar para más tarde meter la rebanada de pan enmantecada y azucarada en un gran vaso de leche chocolatada, lo remoja un poco y recién entonces le da un enorme mordisco.

Mientras hace todo eso, mira con curiosidad al par que le observa desde el otro lado de la mesa. Uno adulto y rubio, el otro pequeño y castaño, ambos sobando las rojas orejas que la espía tironeó luego de escuchar sus absurdos planes. Por supuesto, el niño despertó por sí mismo y no tiene idea de lo que pensaban hacerle.

Las desventuradas aventuras de The AvengersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora