Las desventuradas aventuras de The Avengers

Volver a empezar. Parte final

Ohana

Figuras ocultas en la sombra del edificio ingresaron en él con extremo silencio. Cuando el líder lo indicaba avanzaban de a pocos metros, ocultándose con rapidez y sigilo detrás de muros y objetos. Conforme llegaban al piso deseado, los muebles aparecían desordenados y muchos derribados contra el suelo.

Cuando llegaron a su destino inhalaron fuerte para contener sus ansias de sangre. El piso estaba por completo en caos. Mesas rotas, libros tirados, platos rotos, electrodomésticos reventados, paredes agujereadas, camas dadas vuelta, armarios sin puertas, marcas de fuego en el sofá y vainas de balas al azar sobre la alfombra.

Era el piso común.

El piso donde los niños dormían.

El piso donde quedaron antes de que se fueran a su misión.

Fury maldijo, Clint insultó. El Capitán se mantuvo sereno, sus ojos buscando cualquier señal de que los niños hubieran sido atacados, pero el desorden en sus habitaciones confirmaba que no habían sido encontrados. No aún, se dijo a si mismo, evitando con renuencia el sentimiento de alivio que casi inunda su corazón. Hasta que no los tuviera en sus brazos no podía sentirse así.

Un pequeño sonido los puso alerta, pero solo encontraron al director abriendo una pequeña compuerta camuflada en la pared. Tecleo unos números y luego de ver que la barra de progreso comenzaba a llenarse en la minúscula pantalla, asintió conforme. Tony y los vengadores podían desconfiar en él todo lo que quieran, pero no podían negar que podrían necesitar de él en cualquier momento. Nick agradecía al cielo que el genio le hubiera confiado esa pequeña pero importante información sobre el reinicio manual de su asistente virtual.

Con la energía interrumpida solo podían avanzar por las escaleras, así que sigilosos y en fila fueron ingresando en el oscuro tramo de escalones que los llevaría al taller en el piso superior. Habían llegado al descanso cuando unas voces llegaron a sus oídos. Steve alzó la mano deteniendo al equipo, luego de no poder escuchar con claridad lo que decían avanzaron escalón a escalón con extrema cautela.

—¡No pueden haber desaparecido de la nada! —el grito se mezcló con el sonido de cosas estrellándose y rompiéndose contra el suelo—Los vengadores ya terminaron con el ataque señuelo, si no tengo a esos mocosos enfrente mio en diez minutos los voy a mandar también a ustedes como sujetos de prueba al laboratorio de Hydra. ¡Encuentrenlos, grupo de inútiles!

La amenaza era evidentemente efectiva, el sonido de mesas cayendo y cristales rotos llegaba con claridad al rincón donde los héroes estudiaban la situación. La rabia ardía como lava en sus venas al adivinar lo que planeaban hacerle a su mini par de genios. Conforme se enojaba, la expresión del Capitán era cada vez más tenebrosamente serena.

Clint susurró la cantidad de enenigos y sus posiciones desde el ducto de ventilación. Con ágil coordinación, Steve alzó a la espía al ducto. Un par de señas fueron suficientes, ambos espías desaparecieron en segundos. Giró a ver al director, quien asintió desbloqueando su arma. Ambos se posicionaron en los lados de la puerta abierta, esperando tensos la señal que mandarían sus compañeros.

Un grito de dolor alarmó a los hombres de uniforme negro, dejándolos atontados al ver a uno de los suyos caer muerto con una flecha en la espalda y varios cuerpos más en el suelo, bañando el taller de sangre.

Al instante salieron al descubierto los héroes y el director, disparando a diestra y siniestra. Desahogando su furia en los causantes de tanta preocupación. Asesinaron a todos menos al líder, el cual Rogers se encargó de noquear con la mayor fuerza que ese infeliz pudiera soportar sin morir aún.