Las desventuradas aventuras de The Avengers

Volver a empezar. Parte 4

Desastre

El primer día fue bastante agitado porque los buscaron casi todo el día, al caer la noche solo dio tiempo para darles una cena ligera y un buen baño antes de que cayeran rendidos en los brazos de morfeo. La noche la utilizaron en acomodar todo el lío que el pequeño par hizo, solo al amanecer se dieron cuenta de que podrían haber llamado a la empresa contratada por Tony que siempre limpia la torre para que arreglaran ese desastre.

El segundo día fue un poco mejor. Tuvieron especial cuidado en limitarles el consumo de azúcar y le pidieron repetidamente a Jarvis que no volviera a desaparecer como el día anterior, pero la IA se negó ya que según Jarvis, niño o adulto, seguía siendo su amo y creador, por lo tanto debía cuidar de los intereses de este.

La curiosidad de los niños era enorme, la primer parte de la mañana se la pasaron viendo los videos interactivos que Jarvis creó para que conocieran cómo era el mundo en el "futuro". Luego del almuerzo los persiguieron por todo el piso tratando de convencerlos de dormir la siesta, solo luego de que el Capitán recalcara la importancia de esta para un crecimiento adecuado, Tony accedió y arrastró al reticente Bruce con él en dirección a la habitación de invitados para dormir esa siesta con el fin de ser "altos y fuertes como el Capi". El resto del día se la pasaron curioseando y haciendo experimentos en el taller reacondicionado para niños, siempre bajo la atenta mirada de uno de sus ahora llamados tíos.

El quinto día fue, nuevamente, algo agitado. Los videos interactivos fueron vistos en su totalidad, los juegos que se les ocurrían era demasiado aburridos para el par de genios o demasiado para adultos según los Vengadores. De modo que se la pasaban encerrados en el taller jugueteando con los bots y estudiándolos como referencia para cuando vuelvan a su tiempo y diseñen a Dumme. Obviamente, sólo les dejaban estar allí un par de horas porque sino eran capaces de permanecer días experimentando olvidándose de comer y dormir, como cuando adultos.

Para el décimo día, caminaban por las paredes. Incluso si amaban a la ciencia y experimentar en el taller, hacer lo mismo muchas veces seguidas resultaba muy aburrido y tedioso para un niño. Pasear en el Central Park no resultaba porque se negaban a jugar con otros niños y solo duraban una hora correteando por ahí. Intentaron ir al parque de diversiones, pero aún de incógnito fueron reconocidos y fue imposible subirse siquiera a un zamba infantil. Probaron con juegos de ingenio, trabalenguas, chistes, planos de robots para pintar, entrenamientos ligeros y divertidos de defensa personal, y demás. Incluso TEG y Monopoly, pero los adultos fueron cruelmente derrotados una vez tras otra y se negaron a jugarlos de nuevo, aún con los ojos de perrito regañado que el pequeño par ponía.

En la tarde del día 25, el dúo dinámico se encontraba haciendo una competencia para ver cuál de los dos explicaba circuitos integrados más rápido y sin trabarse. Debido a lo intenso del reto fueron alzando la voz minuto a minuto, llegando a los gritos sin siquiera percatarse.

—¡Ya basta! Es mi día libre y ni en paz puedo estar.

Al verse ignorado como siempre, Clint le dio la espalda al par que competía en la isla de la cocina y fue al enorme sofá de la sala. Tranquilamente se sentó en la mullida superficie, manoteó los auriculares inalámbricos que estaban en la mesa ratona y se los puso para luego iniciar sesión en Netflix y ponerse una película al azar a todo volumen, acallando los gritos que se oían detrás suyo.

Media hora más tarde, la robótica voz de Jarvis irrumpió en sus auriculares para anunciarle que el resto del equipo estaba regresando de una misión exitosa y él fue convocado por Fury, debía salir en cuanto sus compañeros llegaran al edificio. Suspirando por su mala suerte, se quitó los auriculares y tomando el control tocó el botón de pausa.