Capítulo 3: Muchos problemas juntos

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— Margaret — exclame con un tono hipócrita de sorpresa —¿Que estas haciendo aquí?

Margaret era una mujer dura y dulce mas bien comparable con un caramelo duro, de lindos cabellos pelirrojos y ojos color marrón a juego con facciones muy marcadas a tal punto de que cuando sonreía, sentías que estabas en uno de esos dramas donde la mas tierna resultaba ser la mas maldita y mataba a  todos.
En pocas palabras cuando sonreía sentías que era una psicópata que te asesinaría apenas te descuidarás.

— He venido a ayudar, Jonh ya me lo ha contado todo—.

Me lanzo una de sus miradas, la cual me estremeció por completo y le dio un doble significado a sus palabras, no fue lo que dijo, si no como lo dijo, pues en unas cuantas palabras dio a entender algo como :“ Maldita perra, tenias que haber dicho que no, todo esto es tu culpa”.

El mensaje había sido claro, muy claro.

Por lo que que empleé mi táctica de evasión de momentos incómodos y la invite a pasar señalando con mis manos el camino libre.

En cuestión de segundos Margaret ya se había hecho paso por mi casa, caminando como diva de Hollywood  con un refractario en la mano, pero dada su situación el peso que había adquirido con el embarazo se contoneaba junto con ella.

No sabia si reírme a asustarme mas con aquello, pero algo era seguro, ahora tenia en casa a una posible víctima de secuestro y a una embarazada con los nervios sensibles, aquello no podía ser peor combinación.

Me eche a correr tras Margaret que ya tenia la cabeza indica en mi refrigerador, seleccionando unas fresas para llevarse a la boca.

Cuando se percato de mi presencia se volteo para mirarme a la cara y me dijo quisquillosa:

— Te he traído una deliciosa tarta de chocolate con avellanas y crema de plátano, se lo mucho que te gusta y no permitiría que contraigáis salmonera nuevamente por comer una que le compraste a un completo extraño —. Sonrió.

<< apuesto que esta envenenada, perra>>
Le regrese la sonrisa.

Al poco tiempo la presencia y el penetrante olor a hormonas de Margaret provocó que mis perros comenzaran a ladrar y a chillar ansiosos por recibir el afecto de Margaret, se abalanzaron y rasguñaron la puerta trasera que daba a el jardín,  desesperados.

Algunas veces justificaba su comportamiento alegre y ansioso que provocaba la presencia de Margaret en ellos con el hecho de que la consideraban una de los suyos.

Nuevamente Margaret me dejo ahí parada y aproximo sus tambaleante peso a la puerta trasera, en lo personal yo no la hubiese abierto, pero ella lo hizo de todas formas y a consecuencia de ello todo su gordo trasero termino en el suelo y su cara llena de baba de cuatro perros distintos.

Acudí a su rescate.

— salgan de aquí — les grite a los perros, pero me ignoraron — Dona, cake, muffin y chuleta, fuera de aquí en este mismo instante — los animales me miraron y se limitaron a mover la cola antes de salir de vuelta al jardín, cerré la puerta y ayude a Margaret a ponerse de pié.

— ¿Estas bien?— Le Sonreí .
— por supuesto que estoy bien —.

Gracias al cielo.

Y cuando la cosa no podía ponerse peor la nariz de Margaret se activo solo para joder.

— ¿Que es eso que huele tan mal?—.

Lo que sea que ella estuviese oliendo yo no podía percibirlo, pero fuese lo que fuese tenia que encontrarlo antes de que ella armase un drama.

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