Villanos

prugustas

"¡No he pasado las últimas dos horas tratando de inmovilizar tus costillas solo para que arruines todo mi trabajo! Deja de moverte". La mujer de pelo blanco reprendió, dejando escapar un suspiro molesto mientras miraba al impaciente y gruñón gimiendo, Regina volvió a recostarse en la cama, poniendo los ojos en blanco.

"Deja de tratarme como si estuviera a punto de romperme". Regina dijo enojada que no había nada que ella odiara más que ser tratada como alguien débil.

"Ya estás rota, niña. Cuatro costillas, si lo conté bien". La abuela se burló, pero su sonrisa no alcanzó sus ojos como solía hacerlo.

"No eres graciosa además, no es un gran problema. Me encargaré de eso cuando vuelva mi magia, hay muchas cosas que debería hacer en este momento". La reina respondió agitando las manos, indicando los libros de su madre sobre su escritorio, esperando que ella los estudiara. La abuela resopló.

"Tendrás un montón de tiempo cuando tus heridas se curen". Declaró, girándose lentamente hacia la reina con una expresión de asombro.

"¿Y qué quieres decir con 'volver? ¿Rumple hizo algo para bloquearlo?" Preguntó la anciana nerviosa.

"Por favor, no seas ridícula". Regina respondió cuando la abuela se dio la vuelta para conseguirle un nuevo conjunto de ropa. "Debes saber que la magia tiene que ver con la emoción, o en este caso con energía. Si el usuario está agotado, su magia no funcionará correctamente. Las personas que tienen habilidades mágicas son todavía humanas. Bueno ... la mayoría de ellas". Regina protestó, luchando contra las ganas de levantarse y marcharse. Sin embargo, por mucho que le frustraba admitirlo, todavía no estaba lista para caminar.

"¿En serio? Y aquí pensé que eras una especie de bestia rebelde". La abuelita se burló, riendo involuntariamente e ignorando la mirada molesta de la reina. "En serio, ¿no tienes nada cómodo en tu guardarropa para usar?" Añadió, estudiando los trajes de Regina con ojos juiciosos.

"¿Qué? Mi ropa es perfecta. No es como un plebeyo como tú mismo sabría mucho sobre la moda". La reina respondió con dureza, pero en el momento no parecía importarle en lo más mínimo. Ya era suficientemente malo que alguien estuviera jugando con sus cosas y desorganizando la implacable habitación que había arreglado cuidadosamente. Regina no necesitaba un cambio de vestuario, necesitaba privacidad después de una noche infernal.

"¡Solo tienes ropa que te queda como una segunda piel! Parece que estás empacado al vacío todo el tiempo. No hay manera de que uses nada de eso hoy". La abuela comentó con firmeza, dejando escapar un suspiro de cansancio cuando la reina la miró con los ojos entrecerrados

"Dice la mujer que tenía el pelaje como segunda piel". Murmuró Regina, cruzándose de brazos. Ella siseó involuntariamente mientras sus costillas protestaban por el peso de sus miembros en la parte superior del área elevada. Afortunadamente, la abuela no lo notó.

"Aquí, usa esto. Es lo suficientemente cómodo. La anciana dijo, ignorando las burlas de Regina. Le lanzó una gran blusa a la reina, que no fue lo suficientemente rápida como para agarrarla, haciéndola caer sobre su cara Maldiciendo por lo bajo, Regina trató de calmarse mientras la abuela soltaba una carcajada. Aparentemente, el viejo hombre lobo estaba disfrutando demasiado del estado drogado de Regina si la mujer no le había dado a la reina esa cantidad de medicina, probablemente Sin embargo, mientras la reina estudiaba la blusa que acababa de recibir, no pudo contener una sonrisa. Con cuidado de no lastimarse aún más, se la puso y se echó a reír por la forma en que su diminuto cuerpo La camiseta no era de ella, por supuesto. La abuelita estudió a la reina con atención, sus ojos brillaban mientras trataba de mantenerse sin emociones.

"Realmente te gusta, ¿verdad?", preguntó en un tono serio. Regina sostuvo su mirada y respiró hondo. Su frente se contorsionó en un ceño pensativo y Sin dejar de mirar a los ojos suplicantes de la abuela, apartó la mirada.