Lexa

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Odiaba las fiestas de Merle, la música fuerte y los gritos de personas en su sala le molestaban demasiado, cubrió su rostro con la almohada esperando aminorar los sonidos de aquellos chillidos pero fue en vano.
Decidió que si no puedes con el ruido, únete a él, así que se calzo sus botas y salió de la habitación. Fue en ese momento que se detuvo a observar como la puerta de entrada se abría de par en par dejando ver allí a Alexia o Lexa para los amigos.

Lexa era la dueña de sus sueños mas húmedos, la mujer que se llevaba todos los gemidos a mitad de la madrugada cuando decidía desahogar su deseo sexual, la imaginaba sobre su cuerpo contorneando su pelvis sobre la de él e imaginando como la penetraba y endurecía sus pezones cuando se los metía en la boca girando su lengua sobre ellos.
Parpadeo algunas veces sintiendo ese conocido cosquilleo entre sus piernas y decidió ir hacia la cocina en busca de una cerveza para enfriar su mente.

No sabía cuáles eran sus sentimientos hacia Lexa, no sabía si era amor, por que claro; él solo había sentido amor por una persona y las cosas no habían salido para nada bien.
Abrió la nevera y con agilidad destapó la cerveza comenzando a beber un largo trago que fue interrumpido por la dueña de sus pensamientos.

— Dixon. — saludó con una sonrisa en sus hermosos labios color carmesí.

— Lexa. — respondió obsevando el cuerpo de aquella mujer.

Aprovecho la distracción de ella para recorrerla con la mirada, aún no sabía que era lo que tanto llamaba su atención, tal vez el azul profundo de sus ojos o el cabello rojo para nada natural que la hacia resaltar del resto. Donde sea que miraras la encontrarías por qué llamaba la atención a donde iba, no sólo por su cabello, era ese tipo de mujer que te atrapa en cuanto la ves, quieres saber todo de ella y si es posible llevarla contigo hacia cualquier lugar en el que puedan estar solos.
Traía puesta una camiseta de tirantes negra con la imagen de dos manos en cada pecho, una que enseñaba el dedo medio y otra que te señalaba aludiendo a la frase "fuck you", estaba anudada por debajo de los senos dejando expuesto todo su plano abdomen, un diminuto short negro de Jean adornado con dos cinturones de tachas anchos cruzados a los lados. Las medias de red rojas se lucían en sus blancas piernas invitándote a quitarlas para así poder acariciar su piel, toda ella era perfecta físicamente, pero todo lado bueno tiene su lado malo.

Lexa siempre era la ultima en irse de aquellas fiestas, al principio bebía hasta tal punto de que alguien, sea amigo o amiga, debía llevársela a la casa pero últimamente terminaba tan mal que simplemente caía inconsciente en el sillón de los Dixon y al mediodía del otro día se marchaba por si sola.
Las drogas se hicieron presentes en su vida con rapidez, sabía que Merle le vendía, tanto a ella como a todos los que se presentaban en su fiesta, por qué más que para eso nunca tenían visitas.

Daryl se dejó caer en el sillón viendo como algunos reían y bebían alcohol, se divertían como si nada en el mundo importara y es verdad, a él ya nada le parecía importante. Vio como Lexa se acercó al viejo reproductor de música que algún adicto había cambiado a su hermano por droga y ponía un tema algo conocido para el, "Jesús of suburvia" resonaba a su alrededor mientras ella movía su cintura al son de la melodía y revoleaba sus rojos cabellos de un lado al otro mientras un tipo para nada conocido intentaba tomarla de atrás para bailar con ella. Dixon apretó sus puños con molestia al ver aquella escena pero también era consciente que no era nada suyo como para sentirse así. Lexa por su parte tomó las manos de aquel tipo y las quito de su abdomen con molestia empujando al hombre con fuerza haciendo que retroceda algunos pasos hacia atrás, levantó el puño frente a su cara y le enseñó el dedo medio alejándose mientras oía los insultos de aquel sujeto.

Era una mujer decidida, con fuerza, sabía defenderse sola pero así y todo Dixon anhelaba protegerla de todo aquel mundo que fiesta tras fiesta se estaba llevando un poco de ella. Cada día que pasaba su rostro estaba más ojeroso, perdía peso con rapidez y sabía que algo no andaba bien.

One Shots «Daryl Dixon»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora