Las primeras clases de vida

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Cuando me acerqué a Alex que había estado observando desde lejos, después de despedirme de Perla, este sonreía enternecido.

-¿Qué? ¿Por qué me miras así?- Pregunté sonrojada por el frío y la sonrisa de la inkling con el cabello de puntas rosas.

-Me encanta lo buena que eres... Sigo sin entender por que no encuentras a alguien que te entregue su corazón- Aprieto su chaqueta bajo mis manos, reprimiendo las lágrimas -¿Qué ocurre linda? Estas triste...

Le miré con los ojos llorosos, mientras no soltaba su chaqueta. Esté puso mala cara y me acunó entre sus brazos, tratando de calmarme.

-¿Por qué? ¿Por qué tiene que doler tanto?- Sollocé con la voz rota -No entiendo por que me duele tanto...

-Oye estar soltera no es para tanto, hay cosas peores...- Le miré negando con la cabeza -¿No? ¿No que?

-Que no es eso lo que me pasa... Me duele el problema de ella... Pienso en todas las cosas que le pueden pasar... Y me duele...- Escucho como Alex resopla, y ríe levemente-

-Ay mi trocito de pan... Eres muy sensible con estas cositas eh?- Rio, asintiendo levemente, mientras Alex me quita las lágrimas -Será que las octolings son más... Sensibles en temas de corazón.

-Ya, y los inklings también, Perla estaba rota... Como si fuera muy muy frágil y hubiera estado fingiendo ser fuerte...- Suspiro, separándome de Alex, este acaricia mi cabeza sonriendo-

-Anda vámonos, está a punto de tocar y tenemos que ir entrando a clases. Así puedes ver a tu "amiguita"- Miro a mi amigo con pesadez, sonriendo-

-Ja, ja, muy gracioso, ahora vámonos.

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Una vez en clase, dejé mi mochila en la mesa, sentándome atrás del todo al lado de la ventana, para poder ver la mañana que empezaba a formarse en el horizonte, desde la cuarta planta en la que estábamos. Alex no estaba allí, él había elegido la otra optativa, yo por mi parte había elegido psicología, cosa que ya habréis visto que me encanta.
Abro la pequeña mochila sacándo el material de aquella clase y mi cuaderno de apuntes especiales, como lo llamo yo, ahí guardo desde tipos de frases inspiradoras a fragmentos de historias que te hacen suspirar, llorar o reflexionar. Suelo leer el cuaderno por las noches, ya que el insomnio que tengo no me deja dormir, pero a mi no me importa, por que luego no tengo sueño.
Hundida en mis pensamientos no percato la presencia de alguien a mi lado, hasta que siento unos brazos rodearme y abrazarme con cariño.

-Hola Elena...- No me costó saber quién era, sonreí, sonrojandome, al tiempo que una pequeña cabeza se apoyaba en mi hombro-

-Hey Trix, no sabía que estabas aquí- suelta una leve risita que atraviesa mi oído y me hace estremecer -¿A ti también te gusta la psicología?

-Si, más o menos, la veo complicada, pero es que me gusta más que la otra optativa, así que...- Asenti, ella era la primera persona que me decía aquello. La mayoría de personas decían que era más fácil y por eso la habían elegido, pero esto no es nada fácil, nada nada fácil-

-Entiendo, yo vengo por que me gusta de verdad, la psicología es una de mis pasiones, por eso vengo aquí, para aprender a tratar las cosas malas que hunden a las personas en el interior...- Al ver su sonrisa por lo que digo, me sonrojo, y desvío la mirada -Bueno, vamos a sentarnos, el profesor o la profesora estará por llegar.

Esta asiente, y se coloca a mi lado, mientras empieza a sacar sus cosas, en ese momento miro por la ventana, y dejo que los rayos de sol acaricien mis mejillas sonrojadas mientras sonrío.


Una Guerra De SentimientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora