PORQUE TE AMO (Miracolous)

Capítulo 9

-Creo que ya es mi turno de poder disfrutar de este baile con la señorita-proclamaron a espaldas de Marinette, la misma que no podía estar más sonrosada por los halagos del señor Couffaine.

Luka algo molesto sabiendo de las miradas de los demás para con la joven entrego su mano desdeñoso a aquel hombre pelirrojo.

-Buenas noches bella dama, me concede el honor de bailar conmigo esta pieza.

Marinette aún cohibida por ser el centro de atención de todos los presentes levanto la mirada para ver aquel caballero que la tenía agarrada de la mano después de que el señor Couffaine se fuera. Sin duda se quedó impresionada, ese hombre que tenía antes sus ojos era muy apuesto, cabello pelirrojo, ojos azules, un porte imponente y una sonrisa encantadora todo un señor.

-Por supuesto- fue lo único que pudo decir mientras la música comenzaba a sonar de nuevo en la estancia.

Decidió que lo mejor sería callar y no hablar en todo lo que durase el baile puesto que entre menos hablase menos probabilidades de meterse en problemas tendría, centrándose en eso comenzó a moverse al ritmo de la música en el salón en ese momento estaban bailando todos dispersos diferente de como a veces se acostumbraba a hacer.

Si algo había aprendido en su estadía en Italia, que prácticamente duro toda su vida hasta ahora, era a bailar, bailar era uno de los placeres más reconfortantes que tenía Marinette para olvidarse de todo a su al redor, y no por nada las monjas en el internado pagaban a una maestra de baile que les enseño a moverse con "gracia y belleza ante todo" como solía decir ella misma alegando que una señorita que baila bien y es bella atrae las miradas de los hombres y para su desgracia comprendió que así era cuando se sintió observada.

-Creo señorita que hoy es mi día de suerte-dándole una vuelta su acompañante la tomo por la cintura y prosiguió- todos los hombres me miran con envidia y creo saber que todo se lo debo a usted señorita.

-No creo que se deba a mi señor.....

-¡Oh! Disculpe mis modales señorita- parando de bailar tomo su mano y plantándole un delicado beso en la misma respondió- Soy el señor Nathaniel Kurtsbeng, pero para la dama con los ojos más bellos de toda Francia, solo Nathaniel por favor.

La joven Dupain otra vez temerosa solo asintió con la cabeza.

-Pero me concedería usted el honor de escuchar su bello nombre-volvió a preguntar el caballero.

Él era Nathaniel Kurtsbeng, un usurero respetado por todos, además de ser un gran artista al que se le pagaba muy bien cuando se le encargaba alguna pintura, desde siempre ha estado pretendiendo a la señorita Bourgeois obteniendo nada más que desprecios y humillaciones de su parte, la única razón por la que aguantaba sus desplantes era porque por ser la mujer más bella que había visto en su vida, o al menos lo era hasta que vio a esa hermosa azabache con esos ojos azules como el cielo mismo y con aquel vestido que le sentaba de maravilla, sin lugar a dudas una obra de arte.

-Mi nombre es Marinette Dupain-respondió cuando le volvió a dar una vuelta

Al escuchar aquello se le vino a la mente al señor Tom Dupain

-Es familiar del señor Dupain Tom- pregunto desconcertado, pues no sabía que aquel hombre tuviese familia cercana aparte que la de su esposa.

-Efectivamente señor él es mi padre.

-¡Su padre! creí que no tenía hijas- dijo confuso para después darle una vuelta

-Me crie en un internado en Italia después de la muerte de mi madre, era un bebé-confeso con pasar

Rápidamente al darse cuenta del desasosiego de la bella mujer Nathaniel no tarto de cambiar de tema.

-Bella dama cuantos años tiene usted-pregunto sonriendo.

-En dos meses cumpliré 18-espeto Marinette

-Tan joven y bella, sin duda usted señorita Marinette debe ser la perdición de muchos caballeros-hizo una reverencia al terminar la pieza ya que otro caballero pedía bailar con aquella despampanante mujer.

Y así entre halagos por parte de los hombres que la invitaban a bailar Marinette paso la velada, de vez en cuando buscando un par de ojos esmeralda. Su padre hablaba con otros caballeros así que nadie la salvaría de tener que bailar sin cesar toda la noche.