Capítulo 1- El reencuentro

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Aitana
Habían pasado 16 años desde la ultima vez que lo vi, desde la ultima vez que bese sus labios y acaricie su piel. Ya no recordaba su olor ni su tacto, ya no recordaba como era estar enredada en su cuerpo o sentir como se me erizaba la piel con sus susurros, lo había superado, o lo había intentado, tuve otro novio después de él, pero no podía evitar pensar en él ni un Puto día, cada lugar compartido, cada recuerdo juntos, era insoportable.
Pero me tuve que ir, tuve que irme a Los Ángeles, era un buen trabajo, un buen sueldo y una buena vida, pero él no podía venir, él tenía que quedarse en España donde lo tenía todo. A sus padres, a sus amigos, un trabajo estable. Él era feliz y no pude dejar que abandonara todo por mi, no le dejé y él tampoco a mi quedarme, así éramos, él uno miraba por el otro y acabamos separados.
Al principio seguíamos hablando, todo era bonito, hasta las primeras lágrimas sin que el otro te las pudiera limpiar, cuando apareció la ansiedad por el trabajo y él no estaba para calmarme y los horarios empezaban a descuadrarse.
Todo se torció, todo.
Cuando iba a Barcelona quedábamos, al principio.
Meses más tarde dejo de cogerme el teléfono, du número ya no existía, no quería saber nada de mi y me quedé con eso. Triste y sola.

Y ahora estoy de vuelta, me han trasladado a Madrid por que la marca triunfó y como principal diseñadora he podido abrir una sucursal en España.

Y ahora estoy en un debate interno de si llamarle o no, de si arriesgarme a encontrármelo feliz sin mi , o casado, o cualquier cosa que me hundiera más aún en la mierda.
Pero necesito saber que está bien joder. Necesito explicaciones.

Cojo mi móvil y lo observo durante unos segundos. Lo desbloqueo y marcó su numero, el nuevo, el que me ha dado un amigo en común, me ha costado, se ha sorprendido pues también perdí el contacto con el, pero me lo ha dado.

1 tono... 2 tonos... 3 tonos...

-¿Si?

Me quedo paralizada al escuchar su voz ronca, un nudo de forma en mi garganta y un escalofrío recorre mi cuerpo.

-Luis... Soy yo, Aitana

Silencio al otro lado de la línea, carraspea.

-Ho... Hola, ¿pasa algo?
-No, no tranquilo, me mudo a Madrid, definitivamente, ya estoy aquí, y quería saber cómo estabas, me gustaría verte
-Aitana yo...
-Si no quieres verme dímelo
-No no, si que quiero, quiero verte, ¿quieres venir a mi piso a las 8? ¿O prefieres que vayamos por ahí?
-Me parece bien ir a tu piso, mándame la dirección
-Sigue estando en el mismo sitio
-Hasta luego Luis
-Hasta luego Aitana

Cuelgo y respiro, joder, se me ha revuelto todo por dentro y jo, no puedo esperar a verlo, pero tengo miedo, y mucho

19:55
Llego a la puerta de su piso, justo sale una señora y me abre la puerta. Subo, hasta el tercero, andando, para calmarme o alargar más el momento, no lo sé ni yo.

Timbro y escucho pasos descalzos sobre el parque. Joder esto tiene que ser una broma, que Puto dejavú.

Y abre

Abre y me mira directamente a los ojos, y sigue siendo el mismo, sigue siendo el Luis al que dejé atrás hace 16 años, sigue siendo el, está fuerte, tiene alguna cana mezclada con sus rizos y unas arruguitas muy monas en los ojos. Hago cuentas, tiene 45 años ahora mismo, y benditos 45 años.
Lleva una camiseta básica negra y un tejano gris, no ha cambiado nada en eso tampoco.

-Hola
-Hola- contesto como puedo-
-Pasa pasa

Al pasar por su lado mi brazo roza el suyo, joe, la electricidad, no me acordaba de ella.

Que hable nuestra piel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora