Día 17: Hijos

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Ángel de pelo blanco

Pareja: Shōta Aizawa x Hizashi Yamada

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Nezu les sonrió mientras les extendía la hoja. Hizashi la observó y apretó el bolígrafo. Solo una firma, solo tenía que firmar y era todo.

¿Por qué le temblaba la mano si no debería tener miedo? ¿No lo habían discutido ya? ¿No había interactuado ya con ese ángel y había quedado prendado de ella? ¿No era la cosita más dulce cuando se quedaba dormida en brazos de su querido Shōta?

¿Entonces porque ahora tenía miedo?

—Hizashi —la voz ronca de Shōta a su lado lo hizo salir de su ensoñación—, debo firmar —Hizashi firmó y le pasó el papel. Su esposo se dio cuenta que sus manos temblaban.

Shōta firmó de rapidez y devolvió el papel al director.

—Bien —comentó el director—, ella no tiene aún un apellido ¿Cual apellido de los dos va a obtener?

—¿No puede ponerle ambos como si fuera uno? —preguntó Shōta.

—¿Aizawa-Yamada?

—Mejor ponle el tuyo, Shōta. Le sienta mejor —comentó Hizashi. Su marido le miró de forma extraña y aunque aquello no pasó desapercibido por Nezu, el ratón no hizo nada.

—Eri Aizawa-Yamada —anotó Nezu en el papel de adopción—. Supongo que tienen aún que arreglar el departamento que la escuela les proporcionó, ella pasará nuevamente en su habitación hoy y la pueden ayudar mañana en la mudanza.

—Claro —contestó la pareja. El director los echó de la oficina y se dirigieron juntos a al pequeño, pero acogedor, departamento. Shōta observó a Hizashi, el cual estaba inusualmente callado.

—A ver ¿Qué te sucede? —le preguntó Shōta. Hizashi se encogió.

—¿Estamos haciendo lo correcto? —le preguntó, su marido le quedó mirando extraño. Ya habían tenido la discusión de la adopción de la pequeña niña, y él había estado entusiasmado.

¿Que tenía que ver ahora ese enorme cambio de opinión?

Shōta se apretó el puente de la nariz.

—Hizashi, hablamos de esto por dos semanas y dijiste que querías adoptarla.

—¡Lo quería! —argumentó el rubio subiendo, como siempre, dos notas más su voz—. Digo, lo quiero. Pero las dudas se me vienen encima —observó que el pelinegro se dirigió a la habitación y decidió seguirlo—. ¿Y si no la sé atender? No soy bueno cambiando pañales.

—Tiene seis años, hasta se viste sola. No tiene que usar pañales —contestó Shōta comenzando a quitarse la ropa para ponerse el pijama—. Lo único que ella no sabe hacer es leer, y ambos somos maestros. Será pan comido.

—¿Y si no soy buen padre? —soltó el rubio dejando la pregunta flotando. Shōta estaba colocándose la camiseta cuando él preguntó aquello y se lo quedó mirando— Mi padre estuvo ausente toda mi infancia. La ilusión de crear una familia contigo estaba ahí y dije que si. Pero cuando Nezu me dio el papel, me di cuenta que era verdad.

» Que íbamos a adoptar a una niña pequeña y ahora... —se sentó en la orilla de la cama y se colocó las manos en el pelo— creo que estoy entrando en pánico.

Shōta suspiró y dejó la camiseta a un lado. Se sentó al lado de Hizashi y le acarició el pelo. Era extraño, normalmente quién tenía los ataques de pánico al hacer algo nuevo era él, no Hizashi. El rubio era el que le impulsaba a hacer otras cosas.

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