Día 9: Disfraces

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Caperucita y el lobo

Pareja: Eijirou Kirishima x Katsuki Bakugo

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De por sí el descubrir, y admitir, por fin su homosexualidad y el aparente interés que sentía por su mejor amigo. Bakugo se dio cuenta que ahora tenía cierto fetiche con él.

Un fetiche que no le hacía daño a nadie, pero que jugaba a veces con la moral de la gente: travestismo.

Pero no había sido su culpa, él no había dado la idea inicial para esa situación. Él ni siquiera quería participar en la famosa fiesta de disfraces que la escuela había organizado, pero Kirishima, con esa maldita sonrisa puntiaguda, le había convencido.

¿Cómo es que era tan débil para dejarse siempre llevar por él?

La cosa no paraba ahí, fue cuando se dirigieron junto al centro comercial y Kirishima llegó con la fantástica idea.

—¡Hagamos un disfraz de pareja! —Katsuki trató de ignorar el sentido que tenían normalmente los disfraces de parejas en Halloween y se encogió de hombros.

—Yo solo voy porque me arrastraste a esa mierda.

—Y por eso escogerás tú —dijo Kirishima con esa alegría que resplandecía tanto y provocaba que Katsuki entrecerrara los ojos de lo mucho que brillaba.

Andaron de varios lados, normalmente buscando disfraces que combinaran. Era difícil, realmente difícil ya que todos los trajes en pareja eran femeninos y masculinos.

—Podríamos hacer de Goku y Vegeta —sugirió Kirishima. Katsuki hizo una mueca.

—Demasiado cliché —le comentó. Y era cierto, eran de los disfraces que más se vendían.

Siguieron caminando hasta que Katsuki había encontrado el disfraz que le había gustado. Era de lobo y sonrió al ver que había de su talla.

Kirishima lo miró, tratando de pensar que podía usar para que combinara con eso... hasta que chasqueó los dedos y le sonrió a Bakugo, luego pronunció las palabras que harían que la mente de Katsuki volará hasta el infinito y más allá.

—¡Me disfrazaré de caperucita! —exclamó el chico como si nada, como si fuera lo más común que un chico vistiera un vestido.

—¿Hablas enserio? —le preguntó Katsuki en tono de burla— ¿Tú, el que comulga lo varonil a gritos, se va a poner un vestido? —Kirishima se encogió de hombros.

—Estoy seguro de mi masculinidad, un vestido no va a quitarmela. Además —levantó un puño—, seré la caperucita más masculina que conocerás.

Aquello solo pudo hacerlo reír.

Sin embargo, ahí estaba. Eijirou había entrado a su habitación con el vestido rojo y la caperuza puesta. Una canasta estaba en su brazo y le sonreía con todos sus dientes afilados.

El vestido le quedaba hasta las rodillas, así que podía ver sus musculosas piernas. Katsuki no sabía que tenía ese fetiche hasta ahora.

—Cierra la puerta con seguro —ordenó el rubio. Eijirou levantó una ceja pero obedeció, dejó la canasta en el suelo y se acercó. Bakugo ya tenía puesto su traje, pero definitivamente se estaba acalorando y deseaba quitárselo más que nunca.

Se levantó y se acercó a Kirishima que le miró extrañado cuando pasó sus manos por sus brazos.

—Eh, Bakugo ¿Pasa algo? —murmuró Eijiro nervioso. Maldita sea. Debía verse lo más gay posible en ese momento, contemplando a su mejor amigo de esa forma.

Y Katsumi odiaba, detestaba, los estereotipos gay que existían.

—Kirishima, me gustas —confesó. Necesitaba hacerlo, quería besar tanto a Kirishima que iba a explotar si no lo hacía. Los ojos rojos del pelirrojo se abrieron al máximo y comenzó a tartamudear.

—Wow, Bakugo... yo... ¿Por qué me lo dices ahora?

—Porque no voy a sentirme culpable cuando haga esto —y lo atrajo hacia él para besarlo. Al comienzo, Eijiro se sorprendió, pero luego cedió a aquel beso que necesitaba, anhelaba desde hace mucho. En cuanto se separaron para respirar, Eijiro decidió hablar.

—Tú también me gustas, Katsuki —murmuró Kirishima y Bakugo sonrió. Besó los labios de Kirishima y lentamente bajó dando pequeños mordiscos en la mandíbula hasta el cuello, en donde succionó parte de la piel para dejar una marca haciendo soltar un gemido a Kirishima.

—Acabo de descubrir un sucio fetiche mío —le comentó. No le daba vergüenza hablar de esto enseguida. Era Kirishima con quién hablaba, ese que más lo conocía en el mundo—, adoro verte usar ese disfraz —Kirishima soltó una risita nerviosa y soltó un gemido cuando las manos de Bakugo se adentraron bajo el vestido acariciando su piel.

—¿Seré comido por el lobo feroz? —Bakugo soltó una risita.

—Juego de roles ¿Eh? —miró el reloj— Tenemos veinte minutos —pasó la mano por la entrepierna de Kirishima que comenzaba a endurecerse y sonrió.

—Es tiempo suficiente —murmuró Eijiro y volvió a besar a Katsuki en los labios.


Nota: En algún momento de mi vida tenía que escribir de una de mis OTP's: El KiriBaku

ldjaskdjaskdhsa Los amo tanto y esos disfraces dan para mucho. Este apartado  ERA para ellos.

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