IX

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Una señora ya no tan joven reposada entre un montón de mantas de su hogar estaba dando a luz a su cuarto hijo, debido a no ser muy ricos se las resolvían de recibir los bebés en casa.

Su hermana era quien veía el bebé salir y la encargada de ayudar en el parto junto a otras integrantes de la familia. Luego de mucho tiempo la pequeña criatura salió llorando, pero tenía algo extraño.

—¡Por Dios, tiene alas! —dijo la hermana observando las pequeñas alas blancas del niño—. SunHee, ¡acabas de tener un ángel! ¡Hemos sido bendecidos! —habló con emoción-—¿cómo llamarás a está hermosa criatura?

La nuevamente madre sostuvo a su pequeño milagro que había cesado el llanto, sonrió por haber sido bendecida en su vientre por Dios, observó a su bebé que dormía a gusto y dijo:— Kim TaeHyung, se llamará Kim TaeHyung.

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TaeHyung tuvo sus primeros años de vida en armonía, su familia le adoraba, tratándolo como un ser de otro mundo, se jactaban de tener a su propio ángel en la familia, de cabellos dorados y hermosas alas de un blanco reluciente.

Pero mientras pasaba el tiempo las delicadas plumas blancas se iban tiñendo, empezaron con un gris tan claro que al principio no fue notable pero cuando el negro comenzó a reemplazar el blanco fue un tormento para la familia Kim.

¡Engendre al hijo del diablo! ¡esa cosa no es un ángel, es un maldito demonio! —lloraba la madre desconsolada.

Estamos pagando por todos nuestros pecados —le continuó la hermana.

Desde que el blanco desapareció en TaeHyung nadie quería verlo a la cara, lo encerraban en el entretecho de la casa, haciéndolo pasar frío a veces, mirándolo con malas caras y alimentándolo con lo que sobraba, todo por esas malditas alas.

Todas las noches el pequeño niño lloraba sin entender el cambio de su familia, sabía que sus alas antes besadas las miraban con asco, tenía la necesidad de ocultarlas y que nadie pudiera verlo, de esa forma comenzó a usar enormes abrigos que aprisionaban a aquellas, y salía del entretecho a pasear por su casa, nunca más allá de eso.

Se había acostumbrado a que ya no lo miraran con amor y a las crueles palabras que solía escuchar.

Fenómeno —dijo con asco su primo.

A veces TaeHyung podía llorar en medio de la sala pero a nadie iba a importarle, aquel ex-ángel sólo se había convertido en la vergüenza de la familia.

«Un monstruo, una vergüenza, un fenómeno, eso eres TaeHyung ¿tú crees que alguien te va amar siendo así? Fuiste besado por el diablo y la gente sólo sabrá odiarte»

Era tan común para él llorar, ser mirado en menos, ya sabía que no valía nada y a pesar de toda la vergüenza que traía, él seguiría amando a su familia.

Tienes que llevarte esa cosa de aquí SunHee, nadie soporta su presencia aquí —dijo la abuela Kim con horror—. Escuche que en las afueras de la ciudad se puso una feria en conjunto de un show de fenómenos, podrías ofrecerle a ese circo de raros, deshacernos de él será lo mejor.

La madre de TaeHyung asintió sin dudarlo, fue al segundo piso abriendo la puerta que guiaba al entretecho, subió encontrándose a TaeHyung rayando el suelo con una tiza, los trazos formaban una familia feliz hecha a palitos, la señora ignoró aquello y puso su mejor sonrisa.

TaeHyung, cariño —habló dulce llamando inmediato la atención del joven— ¿quieres acompañar a mamá a un paseo? —al contrario le brillaron los ojos pensando en que tal vez su madre volvía a querer estar con él, asintió sonriendo. La señora se sentía repugnada pero era algo que pronto iba acabar.

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Maratón 3/5

Show de fenómenos (taegguk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora