XXVII

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Luego de la caída pasaron dos segundos y la compuerta fue abierta frente a ellos, el azul del cielo les cegó la vista a ambos pero al enfocarse más en la silueta que interrumpia entre la imagen de libertad encontraron el rostro de un hombre joven con ojos fríos que los observaba desde la superficie. Los corazones de ambos chicos corrían a mil, está vez por la sensación de pánico y miedo, porque ya habían visto suficiente para saber que aquel rostro no era quien los salvaría de esa masacre de fenómenos.

NamJoon inspeccionaba a aquellos dos jóvenes pensando que eran muy pequeños para ser parte de aquel circo de monstruos, le pasó por la cabeza que quizás eran prisioneros de aquellos raros, por eso sus puros rostros se veían tan asustados. Él de verdad iba a ofrecerles ayuda, en especial notando como uno de ellos estaba cubierto de su propia sangre seguramente mal herido, les sonrió marcando su hoyuelo pero entonces el rubio le dio la mano al de piel más pálida y al hacer eso notó como dos grandes alas como las de un ángel pero tan negras como las de un cuervo se movieron junto con el chico, pudo notar como el rubio era uno más de aquellos horribles humanos, intentó buscar algo similar en el otro pero sólo habían heridas en su cuerpo, nada más.

Todo generó sentido en su cabeza, el escondite, la sangre, el joven herido, el miedo, el fenómeno, todo era culpa del fenómeno, aquel chico había dañado al inocente joven a su lado, pero él lo ayudaría, a ambos.

—Sáquenlos de ahí —ordenó y dio un paso atrás viendo como sus hombres se acercaban para sacar a los dos chicos.

JungKook y TaeHyung inútilmente intentaron huir pero no había salida, sintieron manos desconocidas aferrándose a sus cuerpos para sacarlos, la mano del azabache que estaba unida con la del rubio fue separada cruelmente y fueron alejados uno del otro, gritaron con miedo e intentaron poner resistencia que fue pasada por alto. Los llevaron frente al hombre con traje que traía un machete en la mano, sintieron el pecho oprimido al caminar por la sangre de sus conocidos, de su familia, y luego ser tirados de rodillas frente aquel tirano, se miraron entre ellos sin saber qué esperar pero con un gran nudo en la garganta.

NamJoon se dirigió a JungKook, revisó su cuerpo descaradamente viendo entre medio de su ropa para asegurar su "humanidad", los labios temblorosos del menor dejaban escapar leves sollozos mientras se sentía tocado por las horribles manos de ese hombre.

—Amarrenlo —dijo NamJoon al terminar, entonces JungKook fue arrastrado hasta un poste cercano y fue envuelto en ásperas cuerdas que se afirmaron duramente a su piel, lastimandolo con cada roce, su posición sin embargo aún le permitía ver que pasaría con TaeHyung.

Cuando NamJoon se devolvió al joven rubio su mirada cambio, era tonto decir que con JungKook era más dulce pero así se percibía comparada con la que recibía TaeHyung, tomó su rostro por la mandíbula obligándolo a mirarlo puesto que sus ojos desesperados se dirigían a JungKook esperando su bienestar y que aquellas cuerdas no le dañaran. Su rostro dolió con el fuerte agarre y obligadamente tuvo que abandonar a JungKook con su mirada y fijarse en el hombre de hoyuelos frente a él.

—Tú... eres... repugnante —dijo pausando cada palabra—. Pero mira esas hermosas alas —dijo pasando lentamente las callosas manos por el cuello, por el hombro y deslizarse hasta el comienzo de sus alas y de ahí extenderse por la extremidad de plumas negras—. ¿Qué dices? Lucirían bien en mi pared —dijo con una media sonrisa, alarmando a TaeHyung mientras que JungKook que no había escuchado nada de la conversación intentaba leer los movimientos del hombre sin tener una clara idea.

Tomó un machete analizando su filo y la sangre que la adornaba, regreso su vista a TaeHyung que comenzó a moverse para escapar pero eso no fue posible, JungKook a lo lejos negaba con la cabeza entrando cada vez más en pánico, pero NamJoon soltó el machete y regresó a estar frente a TaeHyung, lo miró desde arriba con superioridad, elevó su pierna pateando su rostro con fuerza suficiente para hacerlo caer al suelo, los hombres de negro se alejaron, el muchacho rubio escupió sangre mientras aturdido escuchaba el grito de Jungkook, intentó levantarse pero el pie de NamJoon lo empujo manteniéndolo boca abajo en el piso. Entonces el mayor de ambos tronó sus dedos y agarró con fuerza las bases de sus alas y comenzó a tirar con fuerza.

Los hombres de negro mantuvieron los brazos y piernas de TaeHyung inmóviles mientras NamJoon iba arrancando poco a poco las alas por fuerza propia, el menor sólo podía gritar sintiendo un tipo de dolor agudo que se extendía en todo su cuerpo que jamás había sentido antes, lágrimas recorriendo su rostro gracias a la misma razón, su mente no iba más allá de cómo sentía que le estaban arrancando parte de él. JungKook que estaba a unos pocos metros de ahí comenzó a gritar removiéndose en las ásperas cuerdas, tiñiéndolas de su propia sangre, no podía concentrarse en su propio dolor mientras seguía escuchando y viendo la horrorosa escena que vivía el dueño de su corazón.

NamJoon escuchó un ruido, como si algo se quebrara, miró la espalda de aquel chico notando como parte del hueso bajo del ala sobresalía de la piel del muchacho, sonrió sabiendo que iba por buen camino, respiro profundo y aplicó más fuerza, el grito desgarrador del chico bajo él lo motivó a seguir tirando, siguió escuchando quebrajadas hasta que lo logró.

Una lluvia de plumas negras y sangre se esparció en aquel entorno cuando Kim NamJoon sacó las dos alas de raíz, el chico bajo él dejó de moverse y de gritar mientras alrededor de él la sangre se expulsaba con agresividad, sin embargo eso no paró la bulla.

—¡No! ¡TaeHyung! —JungKook lloraba mientras seguía gritando, con una gigante angustia en su pecho y un gran dolor en su alma observó como TaeHyung había dejado de moverse por completo, la escena empeoró cuando vio la lluvia negra de las suaves plumas rodearlo cayendo como si fuera cámara lenta, solo recordando cuando TaeHyung le había regalado una, sus lágrimas y gritos salían totalmente angustiado— ¡TaeHyung! ...¿por qué no te mueves? —susurró con la voz quebrada en llanto, aún sabiendo la respuesta, sus lágrimas nublaron su vista mientras sentía la escena muy surrealista.

Ya no le quedaban gritos, su dolor cegaba cualquiera de sus sentidos, aún las potentes heridas que le habían generado las cuerdas en su piel, aún todas esas veces que lo habían lastimado con cuchillos, aún cuando perdió a su madre, a HoSeok. Nada se comparaba a esto, nada se comparaba al dolor que sentía ahora mismo, no quería creerlo pero el charco de sangre con plumas negras en el le decía que era cruelmente cierto.

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Show de fenómenos (taegguk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora