(F.A.) XXVII

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Habían pasado veinticuatro horas desde que decidieron quedarse ocultos en la esquina de ese sótano, tenían sueño y hambre pero el miedo de escuchar esos constantes ruidos durante el día anterior los mantuvo lejos de esas sensaciones, aunque las manos les temblaban intentaron brindarse suaves caricias entre los dos.

La noche no fue sencilla, pues a pesar del silencio no podían sentirse seguros con ello, con suerte sentirse el uno al otro les brindaba la pequeña sensación de paz. Al amanecer decidieron que era tiempo de verificar el exterior, con cuidado se separaron sintiendo el cuerpo adolorido.

—¿Estás bien? —preguntó TaeHyung al escuchar el quejido del menor, éste asintió mientras movía sus piernas que se sentían dormidas.

Apoyaron la escalera, sacaron el seguro y muy lentamente levantaron la compuerta para ver afuera. No habían personas de negro y sólo se sentía el silencio rodando, cruzaron miradas y decidieron abrirla por completo, la escena fue perturbadora pues ahora veían claramente todos aquellos destrozados cadáveres en el piso o realmente en cualquier lado.

Salieron de ahí totalmente seguros de que el lugar estaba solo. Sintieron un nudo en el estómago y en la garganta al ver su entorno que tan sólo hace unos días no estaba ni cerca de parecer un matadero. Caminaron despacio sintiendo que este no era el lugar que conocían, sólo un recuadro digno de una película de miedo, JungKook se aferró al brazo del mayor llorando abiertamente a lo que TaeHyung se dio vuelta para abrazarlo mientras sollozaba de igual forma un poco más silencioso.

Ambos fueron a su propia caravana, se asearon y luego se sentaron en la cama del menor, TaeHyung pasó su brazo por la cintura del azabache mientras que JungKook posaba su cabeza en el hombro ajeno, lo único positivo que podían sacar de esto es que aún se tenían entre los dos.

—¿Qué haremos ahora? —susurró JungKook.

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Show de fenómenos (taegguk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora