Cap 6

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—No... no no no ¡Mierda no! No lo haré.— Gritó dejando caer lo que tenía en mis manos y cruzandolas por mi pecho, no me dejaré utilizar por estos sexys hombres.

Accel se levantó y empezó a caminar hacia mi con una cara imperturbable.

Sus pasos, como los de una bestia vigilando para atrapar a su presa, lento pero elegante. Sus ojos por alguna extraña razón parecían estar más oscuros, lujuriosos.

Mi cuerpo no respondía a ninguno de mis mandatos, estaba quieto, no me podía mover, temblaba como un pequeño venado acabado de nacer.

¿Es esto lo que sienten las presas antes de ser devoradas? Porque así es como me siento ahora mismo.

Tenía que conseguir ayuda.

Mire a Saimon para pedirle ayuda... maldito... estaba sonriendo, como siempre, tenía el presentimiento de que él sabía lo que iba a pasar, maldito, ya siento que me caes peor.

Después mire a Aleck... el, el se veía molesto. Tenía una cara de como si le hubieran quitado algo suyo. Solo se quedo mirandome. Cuando noto que lo miraba, uno de los lados de su boca se levantó, maldito tú también.

El también sabía lo que me iba a pasar.

—Pequeño, eres tan lindo cuando utilizas toda tu diminuta fuerza para negarse, temblando, como un cachorrito... te veías tan tierno.— Dijo Accel, agarrando mi mentón con sus dedos, haciendo que mi boca se abriera ligeramente. ¡Oh-por-Dios! Que esto no es 50 sombras de grey...

—Tus lindos labios me están tentando pequeño, me llaman a que los devoré, a que mi lengua llegue a lo más profundo de tu garganta y tengamos una lucha entre tu lengua y la mía.— Ya todo valió verga... ¿No que era el más pacífico de los dos? No es que lo dijeran, es que, ya sabes, el otro se ve más intimidante...

—Y-yo no, yo so-solo quería decir m-mi opinión...— Trate de decir. ¿Qué querías que hiciera? Su rostro se estaba acercando más y mi entrepierna por alguna y extraña, por no decir obvia razón, estaba despertando.

—¿Pero no quieres ayudarnos? Según lo que me dijo Saimon dijiste que darías tu mejor esfuerzo¿Verdad?— Me dijo Accel. Maldito Saimon, como les cuentas eso a otras personas, mira como lo están utilizando en mi contra.

Ya podía sentir los labios de Accel rozando los míos o al menos eso es lo que creo.

Accel paso su mano por detrás de mí y agarró mi caderas pegandome a el, tuve que poner mis dos manos en su pecho.

Mis ojos se abrieron lo más que pudieron cuando se terminó de acercar y me besó. Colocó su otra mano en mi nuca para que no tratara de apartarme.

Sus labios, ligeramente dulces por la sidra que estaba bebiendo con los otros, lo se porque vi las copas encima del escritorio de Saimon, además de que soy yo quien las elige, devoraban mi boca, ahí va mi primer beso...

Bajo su mano que sostenía mi cadera para agarrar mi trasero y apretarlo.

—Ah!— Yo... yo no pude evitar que un gemido se me saliera.

El maldito sonrió en mis labios y no se cómo pero logró entrar su lengua en mi boca, tal vez por el gemido que solte, no espero para aprovechar esa oportunidad y cumpliendo lo que dijo, empezó a tener una batalla con mi lengua, un general contra un soldado razo... se notaba la desventaja de experiencia que tenía yo en estas cosas.

Movió una de sus piernas y la colocó entre las mías, rozando ligeramente  mi parte baja, que por no decir nada ya estaba despierta, hacia que soltará varios suspiros y gemidos, los cuales se quedaban ahogados por el beso.

Esto Debe Ser BromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora