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〘 Cuidar, amar, coger 〙
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.Seis días para la luna llena
En el poco tiempo que a transcurrido, un plazo mínimo de 6 horas desde la última vez que se encontraron. La tensión en el ambiente era rota por nada más que un chillido de aquellos conejillos raros y escurridizos.
Según el hombre lobo, no había ni una recámara en donde no haya echado el ojo. Salvo la habitación del vampiro, digamos que momentáneamente su espíritu salvaje aprendió la lección, y no le gustaría recibir orgasmos de parte de su nuevo fértil cuerpo, inexperto, por no decir virgen.
Ante todo, le jodía verse a sí mismo con un extraño collar rojo adornando su cuello. Él no era un experto, más el vago recuerdo de su vieja madre amarrándolo a la entrada de la cueva cuando era un cachorro le venía a la mente. Ella solía decirle "¡Mocoso torpe! así te quedas hasta portarte bien, chucho insolente".
Los colores de la vergüenza y la rabia se le subían. En esas épocas para los cachorros de su edad aquello no era más que significar ser un perro domesticado, elegante, o simple, un niño de su madre. Alguien que depende de otro alguien. Y claro él no lo era.
¡¿Porque se siente tan idiota usando ese ridículo collar?! las maldiciones para el vampiro incrementaron, él no era un maldito perro. Entonces se preguntaba, ¡¿qué mierda o especie hechicería tenía ese puto collar que se negaba a dejar su cuello?!. Le era imposible intentar quitárselo sin recibir rasguños de sus garras y el metal, incluso los orificios de miles de mordidas se abrían por la violencia de sus movimientos.
Ganado por la poca paciencia que lo caracteriza, fue corriendo de nuevo tras el vampiro a ordenarle lo liberase. Después de todo el miedo jamás se mantuvo entre una de sus emociones, solo lo perturbador que fue verse frente a frente con el enemigo abusando de su dignidad lo afecto en grande. Sin embargo, apenas entró a la habitacion no encontró absolutamente nada, y por decir nada era con todas sus letras. Inclusive la suciedad, el polvo, las cosas, el olor fúnebre se habían marchado sin dejar huella alguna.
Una vez más, odio.
El maldito desgraciado lo ha abandonado en ese castillo escapando por la destrozada ventana (que por cierto no había visto en un inicio) sin siquiera voltear a verlo ni una sola vez.
Lo piensa dos veces, y se molesta consigo mismo por molestarse de no tener la presencia de vampiro a su lado. "Tan sólo me caga que se vaya sin considerarme una amenaza", pensó para no aceptarlo. Estúpidos instintos de hembra.
Se ve obligado a permanecer en espera justo delante de la puerta principal. Para no quitarle el ojo de encima apenas llegase. Oh, lo mataría por tres razones apenas cruzase la entrada, y sí estaba convertido en murciélago se lo comería de un zarpazo.
Primero por sentirse jodidamente molesto sin razón aparente.
Segundo porque lo odiaba más que antes.
Tercero porque sí.
Vale, no se escuchaba muy justo. Pero él podía hacer lo que se le cante en gana.
Pasadas ya las horas del sol, el cielo se iba tornando naranja con tintes rojizos y la fría helada de una ventisca del sur se aproximaba a fuertes pasos. El bicolor seguía sin aparentar rastros de vida, le estaba impacientando. Inclusive la poca compañía de esos conejos irritantes a su nariz le parecía tan insignificante a pesar de no parar de hacer ruidos extraños para tomar su atención.
Finalmente voltea ante sus chillonas llamadas. Elevando un puño en alto y estampandolo por sobre el pequeño polvo rojizo que se desvaneció en el aire al contacto. Sonrió con aquella mirada merecedora de un ser tan arrogante como él. Odiaba el ruido a pesar de ser ruidoso, ¿podría decir que se odiaba a si mismo?. Ah, ni en sus peores sueños.
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Dark Vampire; ᴛoᴅoʙᴀᴋᴜ
Science Fiction『 Contenido sexual +18 』 (Si no ofendo vuestros tiernos ojos, chico/as) Bakugō Katsuki, un joven hombre lobo futuro líder en la manada de los licántropos, acaba de decidir demostrar de lo que verdaderamente es capaz derrotando al mayor rival de su e...