Primeras misiones

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DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Akira Toriyama. Este fanfic procede del original elaborado por Odette Vilandra, quien me ha otorgado permiso para relanzarlo y continuarlo, hasta su conclusión.

[...]

Era de noche en Vejita. La guerra contra los Tsufur había terminado hace años, con la masacre de dicha especie. En la zona desértica del planeta, se encontraban los campos de entrenamiento para los saiyajin niños y adolescentes, que abandonaban dichas instalaciones al estar totalmente calificados como guerreros. Esto podía ser entre los quince y dieciocho años, pero algunos de desarrollo más lento egresaban a los veinte.

Sin embargo, y en menor cantidad, también había quienes desertaban antes: eran casos extraños, y en su mayoría mujeres que únicamente recibían la instrucción básica para poder entrenar a sus hijos cuando los llegaran a tener: pocas hembras eran las que completaban su educación militar. En uno de los dormitorios, ocupados por diez hembras adolescentes, tres de ellas empacaban sus cosas, mientras sus compañeras intentaban dormir.

—¡Bien! Esto fue lo último —dijo una joven de cabello largo y ojos púrpura, al cerrar su maleta.

—¡Rosicheena, estuviste increíble! ¡No puedo creer que entraste al escuadrón del Comandante Russel! —acotó una muchacha menuda de cabello rizado hasta los hombros.

—Lo sé, soy fabulosa —admitió la vanidosa guerrera de ojos amatista—. Y bueno, tú y Selypar estarán juntas en el escuadrón del Capitán Bardock.

—Aún no puedo creer cómo es que te aceptó, Gine: a mí me costó demasiado entrar a su equipo —dijo con recelo, haciendo sonrojar a la aludida.

—Selypar, las decisiones de los líderes de escuadrón no son tu asunto —intervino Rosicheena—. Además, Gine lo hizo bien. Puede mejorar bastante, pero...

—¿Y el hecho de que no pudo esquivar dos ataques? —la interrumpió— ¡Si estuviéramos en una batalla, nos habrían matado!

—¡Suficiente! —Rosicheena se colocó al lado de Gine— Por algo la eligieron, ya tendrá la oportunidad de demostrar sus habilidades —dijo con firmeza.

—Como digas —Selypar hizo una mueca de fastidio, para luego mirar a la tímida joven—; pero Gine, intenta no arruinar las misiones que nos asignen —se acostó en su cama.

—Gracias —susurró, en tanto Rosicheena asentía con la cabeza.

—Escucha, Fenómeno Bondadoso. Selypar tiene razón en algo: necesitas mejorar muchas cosas, pero sé que lo harás bien —guiñó un ojo, posando una mano en el hombro de su compañera—. No te atrevas a dejarme en vergüenza.

—Haré mi mejor esfuerzo, Rosi —prometió, siguiendo su broma.

Esa fue la última noche en la que las tres guerreras pasaron en el campo de entrenamiento militar: Rosicheena, con dieciséis años, iba a unirse al escuadrón de Russel, sin sospechar que su destino estaría ligado al de la realeza saiyajin; mientras que Gine y Selypar, ambas de catorce años, fueron asignadas al escuadrón de Bardock. Pocos días pasaron tras terminar su entrenamiento como guerreras, cuando fueron convocadas a su primera misión.

[...]

Bardock era un joven saiyajin de unos diecisiete años, uno de los guerreros más destacados de su clase. Su participación en la guerra contra los Tsufur fue de suma importancia, ya que era de los pocos soldados de clase baja que se mantenían conscientes en la transformación Ozaru, además de encabezar algunos batallones durante el conflicto. Por esta razón, se había ganado el respeto de sus compatriotas y también el liderazgo de su propio escuadrón de combate, integrado por Toma, Panppukin, y Toteppo: aquellos con quienes formó un poderoso frente durante el exterminio de los Tsufur.

Amor en tiempos de purgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora