Separación

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DISCLAIMER: Los personajes y lugares le pertenecen a Akira Toriyama. Este fanfic procede del original elaborado por Odette Vilandra, quien me ha otorgado permiso para relanzarlo y continuarlo, hasta su conclusión.

[...]

Casi un día entero había transcurrido, desde que el escuadrón de Bardock regresó a Vejita con su maltrecho líder, que apenas pudo ser ingresado a tiempo al tanque medicinal, antes de que falleciera por la gravedad de sus heridas. En la misma sala médica, Gine se hallaba recargada en una pequeña silla, contemplando melancólica al padre de su hijo.

—«Bardock, por favor: recupérate...» —pensaba, recargando su codo en el descanso del asiento.

[...]

El líquido medicinal comenzó a cubrir el cuerpo de Bardock, moribundo por la última misión a la que había asistido. Sus compañeros lo observaban, consternados y molestos a la vez.

—A ver si tratas de no matarlo en la próxima misión —espetó Panppukin.

—Yo no sé cómo es que Bardock no te ha echado del escuadrón —siguió Toteppo.

—No creo que tus «otros talentos» te sirvan de mucho, Gine —intervino Toma, con una sonrisa cínica—. Esta vez, Bardock casi muere.

—¡Ya cierren la maldita boca! —Selypar los reprendió, para sorpresa de los guerreros— Si Gine se va o se queda, es decisión de Bardock, ¡no la de ustedes!

—Déjalos, Selypar —la interrumpió Gine, con el rostro desencajado—. Ya no tendrán que soportarme: en cuanto Bardock despierte, haré oficial mi renuncia.

—¡Vaya, ya era hora...! —Panppukin apenas terminó, quejándose por un golpe en la cabeza que le dio Selypar.

—¡Cállate, imbécil! Si Gine se va, será por gusto propio —espetó furiosa, para luego mirar a su compañera—. En cuanto a ti, haz que te revisen —calló un rato y prosiguió— d-del brazo.

—No es nada —al ver su extremidad lastimada, minimizó.

—¡Insisto! —recalcó la guerrera, mirando su abdomen como indirecta— Debemos ir a que te revisen —sin esperar refutación, Selypar tomó del brazo a Gine y la jaló hacia un pasillo, ante el desconcierto de los integrantes de su equipo.

—Pensé que no la soportabas.

—¡Ése no es tu maldito asunto, Toma! —contraatacó la guerrera, siguiendo su camino— ¡Vámonos de aquí, Gine!

Por varios minutos, las jóvenes caminaron por el entramado complejo, hasta llegar a un consultorio. Allí revisaron el brazo herido de Gine y también su estado de embarazo, ya confirmado por el galeno que la atendía: para su fortuna y a pesar de los recientes sucesos, el bebé se desarrollaba en perfectas condiciones.

—¿De verdad piensas renunciar? —preguntó Selypar.

—Como si me fueras a extrañar.

La guerrera sólo se encogió de hombros en respuesta, agradecida internamente por el alivio que le daba saber que su compañera se iría del escuadrón.

—¿Y qué piensas hacer? Digo, estás embarazada y...

—No lo sé —la interrumpió—. Por ahora, sólo esperaré que Bardock se recupere y —suspiró, melancólica— renunciaré al escuadrón. Tengo algunos ahorros, ya veré qué hago con mi hijo.

—Entonces piensas tenerlo.

—¡Claro que sí! No me importa si su padre es un idiota —desvió la mirada—. No seré la primera ni última saiyajin que críe a su hijo sola —para discreto asombro de la muchacha, sintió la mano de Selypar en su hombro.

Amor en tiempos de purgaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora