Kartan
Pasaba mis dedos entre mi cabello revuelto color chocolate, miré exasperado aquel libro de matemática que intentaba leer sentado en el pequeño escritorio de un rincón de mi habitación.
Por alguna estúpida razón mi papá no se alejaba de la ventana de mi habitación y esos estúpidos binoculares que utilizaba para espíar de cerca a los vecinos ya me estaban poníendo los pelos de puntas.
Un grito demasiado agudo hizo que me sobresaltara.
-¿Quién se bebió toda mi leche chocolatada?-exigió una copia exacta de mí entrando en mi habitación usando solo unos boxers grises y sus ojos color avellanas llenos de lágrimas.
Es muy infantil como para tener diesisiete años.
-He sido yo-respondí rodando mis ojos y volviendo hacia el pequeño escritorio para intentar terminar de leer el libro.
-Le diré a mamá cuando regrese de hacer las compras que te has bebido toda mi leche-gimoteó.
-¡Konrad Adrew Shackson Scott has silencio que nos descubrirán!-reprendió papá un poco frustrado a mi gemelo.
Konrad es mi hermano gemelo. Soy mayor que él solo por unos cincos minutos.
De los dos se puede notar quién es el gemelo bueno y quién es el malo.
-¡Claro, defiendes a tu favorito!-jadeó dramáticamente.
Según él, yo soy el hijo favorito y en un arrebato de rebeldía por llamar la atención se tiñó el cabello de blanco platinado y se hizo dos piercing uno en la nariz y el otro en su labio inferior, gracias a ese arrebatado las personas nos diferencian.
Recuerdo que ese día casi muere ahorcado por mamá.
-Konrad, cállate que no me dejas leer.
-¡Cállate tú!- sacó su lengua en un gesto siendo infantil.
-Hazlo tú cabeza de algodón-dije enseñándole mi dedo medio.
-¿De azúcar?-preguntó con un tono de ilusión en su voz.
-¡No!-respondí serio sin voltear a mirarlo.
-¡Ay!-sorbó su nariz con su muñeca.
El grito desgarrador digno de película de terror que salió de la boca de papá nos hizo dar un gran sobresalto a Konrad y a mí.
-¿Que pasa ahora?- pregunté masajeando con mis manos mi sienes.
-¿Que pasa ahora?-preguntó Konrad después de mi, cubriendo sus oídos con sus manos- oye, lo dijimos al mismo tiempo- dijo mirándome con una sonrisa traviesa.
-No, no lo hicimos-dije ya malhumorado.
Konrad me hacía perder fácilmente la paciencia.
-¡Edward Hackman esta usando el mismo shampoo que yo!-dijo histérico alejándose de la ventana con sus binoculares a la mano-. ¡Papanatas Hackman!
Konrad ahogó un jadeo de horror y yo solo me límite a observar a esos dos con molestia.
¿Por qué no me había tocado una familia normal?
-Hackman-susurró Konrad con sus ojos entrecerrados mirando hacia un punto fijo en mi habitación.
-Konrad te ves ridículo.
-Duh, Kartan tenemos el mismo rostro-me respondió el muy imbécil.
-Cuento tres y no te veo-lo amenacé-. Llevo dos- anuncié levantándome de la silla.
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Entre Vecinos
Teen FictionDesde pequeños, papá nos inculcó odiar a nuestros vecinos del frente. Y se me hacía fácil. Nuestras empresas se odiaban Al igual que nuestras familias y amigos. Apuesto a que hasta nuestras mascotas lo hacían. Hasta que llego ella. En algún mome...