Capítulo 3.

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Las seductoras palabras de aquel desconocido encendieron algo dentro de _____. Algo ardiente y lleno de deseo. El tono de su voz, la intensidad de su mirada y el modo en que la agarraba prometían un sinfín de placeres. Placeres eróticos que sólo él podría proporcionarle.

Un hombre que se atrevía a todo... ¿Estaría sugiriendo que tuvieran una aventura? Sus ojos parecían decir que sí.

Era como si la hubiera atrapado por completo, como si supiera perfectamente lo que necesitaba su alma. Sexo salvaje y desenfrenado sin ninguna otra complicación.

Lo deseaba a él. Mucho. Pero le daba miedo desearlo demasiado.

¿Cómo era posible que aquel hombre de sonrisa traviesa, con el rostro oculto tras una máscara conociera sus necesidades más ocultas? ¿Qué demonios le habría dicho Baekhyun de ella?

Pero, ¿quién era? No sabía nada de él, ni siquiera su aspecto. Bajó la mirada hasta sus abdominales de acero; al menos sabía que tenía un cuerpo perfecto. Al margen de eso, era todo un misterio.

¿Qué más debía saber? Desde luego no deseaba que se quitara la máscara porque eso formaba parte de la fantasía que había conseguido que le ardiera el cuerpo entero, pero sobre todo un punto situado entre las piernas.

La canción llegó a su fin, momento que Monsieur Enmascarado aprovechó para llevársela del escenario. Al otro lado de la cortina se cruzaron con un cowboy que se disponía a salir a escena.

______ no podía dejar de pensar que debía marcharse inmediatamente y olvidarse de la idea de contratar a un stripper para la despedida de soltera de Devon, pues sabía que si contrataba a aquel hombre y aparecía en su apartamento vestido así, lo arrastraría a la cama en cuanto se hubieran marchado las invitadas.

Y el brillo lujurioso que adivinaba en la mirada del Enmascarado le decía que él pensaba de igual modo.

Era una locura. Una locura descabellada. No podía sentirse tan atraída por un completo desconocido.

Aunque, ¿acaso no era mejor que sentirse atraída por un vecino al que jamás podría tener? Al fin y al cabo, no había nada de malo en experimentar un poco de sexo anónimo y salvaje. Se le endurecieron los pezones sólo de pensar en ello.

"Vete", le decía la antigua ______. "Él es demasiado para ti".

Pero la nueva ______, la que tanto había sufrido, la que se había enfrentado a la muerte y había vuelto a la vida con el empeño de vivir cada momento, sabía que sólo había un modo de enfrentarse al miedo.

Hacer las cosas.

De su mano recorrió un pasillo al que daban varios vestuarios llenos de increíbles hombres medio desnudos, entonces se detuvieron en un rincón en penumbra, donde él la apretó contra la pared. No podía ocultar el deseo, pues su erección era evidente y _____ la sentía ahora contra el muslo.

Tragó saliva, inmovilizada por la excitación que veía en sus ojos.

–Quiero... quiero que tú... –susurró ella.

–Lo sé.

______ se ruborizó.

–Quiero decir que quiero contratarte para que actúes en la despedida de soltera de mi hermana el sábado por la noche.

–Sé qué es lo que quieres –le acarició la mejilla suavemente–. Quieres una aventura.

Volvió a tragar saliva y asintió.

¿Por qué quería salir corriendo y al mismo tiempo se moría de ganas de rodearlo con las piernas? ¿Cómo era posible que su cuerpo se viera invadido simultáneamente por el miedo y la excitación?

–No, yo... –empezó a decir justo cuando todo estalló.  

El mundo de _____ estalló en un calidoscopio de sensaciones cuando el Enmascarado la besó.


En el momento en que sintió su boca sobre los labios, empezaron a temblarle las piernas. Su olor intenso y delicioso le embriagaba los sentidos y los latidos de su propio corazón le impedían oír cualquier otro sonido del club excepto sus respiraciones aceleradas.

El deseo la consumía.

Besarlo era aún más de lo que había imaginado. Era dulce, ardiente, delicioso y húmedo. De sus labios escapó un gemido que la hizo preguntarse cuánto tiempo podría aguantar aquel sensual tormento. Tenía la sensación de estar inmersa en una película erótica. Un desconocido enmascarado, un lugar público, el peligro de que alguien los viera y el miedo a lo desconocido.
Se agarró a sus hombros para no caer al suelo. ¿Se atrevería a dejarse llevar hasta el final? ¿Allí mismo? ¿En aquel momento?

El corazón le latía con fuerza dentro del pecho.

"Déjate llevar".

Aquellas palabras se habían convertido en el lema que la impulsaba a vivir sin arrepentirse de nada. Iba a adentrarse en aquella experiencia y a saborearla tanto como pudiera para compensar todos los meses que había estado atrapada en una cama, aferrándose a la vida.

Su primera aventura con un completo desconocido. Con él podía dejarse llevar y hacer todo lo que jamás podría hacer con un hombre como Baekhyun.

Quería recordar todo lo que estaba sucediendo. Estaba besando a un bailarín enmascarado en los vestuarios de un club de striptease. Aquello merecía aparecer en su diario.
Sus labios eran ardientes y asombrosos; le resultaban desconocidos y familiares al mismo tiempo. La apretó con fuerza contra su cuerpo con un salvaje rugido. ______ se recostó en él y sintió un escalofrío al rozar su pecho fuerte y sus brazos musculosos.

Abrió los labios ligeramente y sacó la lengua. Quería más.

Quería sentirlo dentro de ella. Muy adentro. Apenas podía respirar mientras le acariciaba el pecho desnudo y absorbía su calor.

Suavemente, él retiró los labios de ella y dio un paso atrás.

–Mais non, cherie –le dijo él.

Era el peor acento francés que había oído en su vida, pero lo perdonó porque sabía que era parte de la fantasía.

–Guardemos para luego el beso francés –añadió después.

– ¿Guardarlo? –Preguntó ella luchando contra el deseo que le nublaba la mente–. ¿Para qué vamos a guardarlo?

Tenía una sonrisa tan dulce y sincera que por un momento, ______ creyó ver el rostro de Byun Baekhyun en el cuerpo del enmascarado. El pulso se le aceleró misteriosamente.

–Para la próxima vez.

No. No. Aquello era una tortura. No podía marcharse así, estaba demasiado desesperada.

–Por favor –suplicó sin el menor pudor.

Vio cómo él la miraba de arriba abajo y se detenía en sus pechos, después inclinó la cabeza y le chupó el pezón endurecido por el deseo a través de la fina tela del suéter.

–Sí –susurró ______ apoyando la cabeza en la pared–. Sí.

Pero él volvió a alejarse.

–Déjale tu dirección al barman. Iré a la fiesta de tu hermana. Au revoir, cherie. Que tengas dulces sueños.

Y después se dio media vuelta con una malévola sonrisa en los labios.

TRASEROS DESNUDOS➫BaekHyunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora