10. Por mi familia, todo

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Publicado: 17 de noviembre 2018

Espero que la novela les este gustando.

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Esteban se sintió como la mierda al comprobar lo que había hecho. Fue un imbécil al creer que podía hacer que Isabel le quisiera.

            Saber sobre ese beso fue un golpe muy bajo en su estómago. Sabía que Mathias jamás engañaría a su hermana. Le dolía saber que había sido un juguete. Que imbécil había sido, muy estúpido. Su hermana había sido víctima de su enojo y ella había revelado una información que no se alejaba de sus pensamientos. ¿Qué tan cierto podía ser que él decidiera quitarse la vida por culpa de una persona? No era tan imbécil.

            —Esteban, estas muy serio. ¿Dónde está el chico de las bromas? —preguntó la chica, dándole un beso en su barbilla.

            —Angie, no estoy de humor para repetir. ¿Dónde está tu baño? —preguntó mientras con ambas manos la ponía a un lado de la cama, alejándola con cuidado. Ella lejos de sentirse ofendida sonrió y se acercó hasta él en la cama.

            —Al final del pasillo a mano izquierda. ¿Realmente así piensas tratarme, Esteban? ¿Cómo una simple chica con la que cogiste en la noche y nada más?

            Él se levantó y comenzó a buscar su ropa. Angie se acostó en su cama y lo vio ir y venir con total libertad por su apartamento.

            —Tú seguirás siendo la secretaria de Joaquín y yo seguiré siendo el vicepresidente de la compañía. Eso es todo.

            —Eres un chico con estereotipos, entiendo. No es que esperara mucho sobre esto.

            Esteban se giró para tener una visión completa de la rubia.

            —Angie, estas muy equivocada con eso. No soy el tipo que cree que salir con alguien por debajo de mi trabajo sea un pecado o un error. No todas las mujeres están interesadas en el dinero o el poder que les da un hombre con título.

            —Es solo que no me agrada ser la chica de una sola noche. Cuando nos encontramos y me llamaste, supongo que ya me veía venir lo que me esperaba. Lo que sucedió fue porque quise y porque sabía que al terminar las cosas serían así —dijo señalándolos. Esteban se sintió terrible.

            Había sido un impulso que tuvo al querer olvidar lo que había sucedido entre Isabel y Mathias. Luego quiso olvidar el trato que le dio a su hermana que no se merecía. Para rematar su hermana le dijo una verdad que no se esperaba. Su frustración había crecido y encontrarse con Angie, la guapa curvilínea secretaria de Joaquín hizo que toda su mente se desconectara. Sabía que ella estaba muy interesada en él y no dudo en aprovechar el momento. Ahora ella tenía razón. No se sentía bien ser utilizado solo para pasar el rato. Dejó la ropa caer de nuevo y se giró, Angie tenía sus ojos cerrados y se había acostado de lado.

            Dio media vuelta a la cama y volvió a subirse. La tomó por las piernas y ella pegó un pequeño grito mientras él la obligaba a sentarse en sus faldas. Angie le rodeo el cuello y le sonrió de lado.

            —Ahora que te sucede —dijo sin que sonara como un reclamo. Él acerco su nariz hasta su cuello oliéndola.

            —Hueles muy bien, ¿tienes que llegar temprano al trabajo? —ella rio mientras negaba con una sonrisa y lo rodeaba con sus piernas.

            —Creo que tengo mucho tiempo para dar —él busco su boca y comenzó a besarla con desespero. Angie se pegó más a él y dejó que Esteban tuviera libre acceso a su boca y a su cuerpo.

El Linaje de Lissie Lorens (Sombras y Fantasmas II) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora