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Jungkook

-Bebé, si me dices eso de daddy, no me voy a controlar.

Entre besos y jadeos nos habíamos arrastrado hasta la gran y familiar cama de Yoongi.

-P-pero yo quiero que no te controles-dije luchado contra su cinturón, que más bien parecía una caja fuerte.

-Jungkook mírame.

El tono serio y sensual con el que dijo eso sólo hizo que la erección escondida en mi bóxer doliera más.

Yoongi estaba algo serio, pero cuando le miré con los ojos bien abiertos besó con cariño mis labios.

-No quiero ser un bruto, quiero hacer el amor contigo y que sientas cada caricia, cada estocada y cada beso que te doy al cien por cien.

Mierda.

-Te has cargado el Daddy Kink, Yoongi- dije con el corazón latiendo aceleradamente. Este hombre va a matarme con su ternura.

-Podemos hacer eso pero con cariño, babby Kookie- dijo mientras unía nuestras narices haciendo un beso de esquimal.

Y así comenzamos a explorar el cuerpo del otro, Yoongi colando sus frías manos por debajo de la sudadera, tocando mis pezones.

-Aaggh... Y-Yoongi...

-¿Cómo se dice, bebé?

-D-Daddy...

El calor empezó a acumularse con rapidez en mi zona baja, así que me quité la sudadera con ayuda del rubio.

Yoongi se quitó no sé ni como el cinturón.

-Lo demás lo harás tú- dijo con una mirada dominante.

Me podía venir ahí mismo, sólo contemplando sus oscuros ojos, cargados de amor y deseo.

Con manos temblando de la emoción, levanté con su ayuda la camiseta y admiré su blanco abdomen.

No pude contenerme y pasé mi lengua por su pecho, oyendo los pequeños jadeos de Yoongi. Sentir cómo se le pone la piel de gallina sólo con mi saliva añadía más excitación si era posible a la situación.

Bajé sus pantalones y él terminó de quitárselos.

Fijé mi mirada en su miembro. Éste pedía a gritos atención ahí abajo, aprisionado bajo la tela. Y yo le iba a dar toda la atención del mundo.

Descendí la sesión de besos y chupones hasta el comienzo de su pelvis. Sentí cómo los músculos de Yoongi se contrajeron bajo el húmedo tacto de mi lengua. Alcé la mirada, chocando con sus ojos felinos. Bajé los boxers, que terminaron perdidos entre las sábanas.

Sin romper el contacto visual, le di una larga lamida a toda su extensión, viendo cómo Yoongi cerraba los ojos con fuerza y gemía. Sus manos se aferraron a mis hombros, buscando un apoyo y sonreí triunfante, pues todas esas sensaciones se las había creado yo.

-¿Le gusta daddy?- pregunté con ese tono de inocencia que tanto le encantaba.

-Sí... Sigue mmm... Por favor.

Obedeciendo sus órdenes, volví a lamer, recorriendo las marcadas venas de su miembro con mi lengua.

Chupé la punta con lentitud, notando cómo el agarre de mi hombro aumentaba con mis tortuosos movimientos.

No esperé mucho y metí todo lo que pude de su miembro en mi boca. Me concentré en no sentir las arcadas y agarré la base que no cupo en mi boca con mis manos.

Empecé unos lentos vaivenes, chupando con descaro, deteniéndome en la punta para succionar. Los jadeos y gruñidos de Yoongi eran más altos cuando repetía esto último.

Hermanastros   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora