× օռċɛ ×

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Él menor se retorcía entre las sabanas buscando moverse pero no podía, sentía su cuerpo pesado, como si algo le aplastara.
Sentía su respiración pesada. Escuchaba susurros pero no entendía las palabras, buscaba despertar pero no podía.

Mami siempre te protegerá Jiminnie, no dejaré que nadie te haga daño.

Escuchó su voz y por fin pudo abrir los ojos, estaba exaltado. Trató de aclarar su vista y se asusto al ver a Min sentado a un lado de él, por un momento creyó que este le diría algo pero pasaron minutos y no escuchó nada, se acerco un poco y noto la tranquila respiración de este, estaba dormido.
Se relajó un poco y después notó que algo no iba bien, este no tenía camisa. Miro su cuerpo y se tenso al notar que estaba casi desnudo, tragó en seco y miró hacía enfrente, el pálido seguía dormido, buscó algún indicio de que "algo" hubiese sucedido pero no pudo encontrar nada, lo único que vio fue una camisa mojada a un lado de su almohada que supuso sería del contrario y al visualizar la habitación lo único que observó fue un balde con poca agua. Trató de recordar algo pero solo recordaba haber discutido con Yoongi y de ahí la obscuridad.

— Te desmayaste — Escuchó decir.

Pegó un brinco y giró su rostro mirando hacia Min, este lo miraba inexpresivo como siempre, trato de formar una oración coherente pero la mirada penetrante del contrario le ponía de nervios.

— ¿C-Cómo llegue aqui? — Preguntó tratando de cubrir su cuerpo con la sabana.

— Yo te deje ahí — Contestó sin importancia.

Jimin se extraño y comenzó a unir piezas en su cabeza. Una camisa mojada, él desnudó, un desmayo... Que le diera fiebre y colapsara fue la única respuesta lógica que encontró. No pudo sentirse más avergonzado, pero sobre todo un poco ilusionado.

— ¿T-Tú me... Cuidaste? — Preguntó casi en un susurro.

Yoongi abrió los ojos sorprendido y carraspeo su garganta, nunca había hecho eso con el afán de preocuparse por alguien, o así lo quiso creer, pero no podía darle tanta esperanza a ese niño.

— Ja si claro — Comentó con burla — No te hagas ideas que no son. Tu eres mi juguete y tengo que mantenerlo funcional por más tiempo — Explicó acercándose al menor.

Este por inercia retrocedió, sintió una extraña presión en su pecho, bueno él hecho de que al menos cuidara de él le aliviaba un poco.

— Gracias — Susurró.

Pobre idiota. Pensó el palido.

La habitación se volvio silenciosa y Yoongi sintió que no soportaría más estar ahí con el menor, quería volver a probarlo pero debía esperar, tenía que corromper todo su ser.

Se levantó sin mediar palabra y se dirigió a la salida, miro él cielo y suspiro.

— Jefe — Hablaron a sus espaldas.

Giró su cuerpo y observo a uno de los payasos acercarse a el.

— ¿Qué quieres? — Preguntó seco.

— Él quiere hablar con usted — Avisó.

Yoongi asintió y con un movimiento de cabeza hizo desaparecer de su vista al payaso, comenzó a caminar hacia el espeso y obscuro bosque, escuchaba a los animales nocturnos entonar una tenebrosa melodía para algunos pero para él, era una bella tonada, le tranquilizaba. Divisó una pequeña cabaña y se tenso un poco, se acercó más y tocó la puerta de madera. La puerta se abrió dejando ver una sala.
Está estaba tenuemente iluminada con la luz de la chimenea. Frente a está se encontraba un sillón y en el una sombra se erguía en el.

— ¿Querías hablar conmigo? — Habló avanzando unos cuantos pasos.

— Así es — Sonó una voz grave y rasposa.

Una mano se extendió señalando otro asiento, Min trago saliva y se acercó tomando asiento. Observó la figura frente a el, cubierto con una capa negra y una máscara de media cara, mirando fijamente hacia enfrente.

— ¿Cómo va el plan? — Preguntó.

— Va bien señor, solo esperaremos hasta él viernes para él acto final — Contestó seguro.

— Muy bien. Quiero que tú y tu primo se encarguen de todo, necesitó que todo sea inolvidable — Comentó dejando ver la mitad de una sonrisa maquiavélica.

— Así será señor — Aseguró haciendo una reverencia. Se levantó y se dirigió a la salida.

— Yoongi — Llamó su atención.

— ¿Si? — Preguntó deteniéndose pero sin mirar atrás.

— No te dejes caer antes ilusiones que no sirven, recuerda a quien perteneces— Sentenció.

Él palido sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal y salió finalmente de aquella cabaña. Caminó sin rumbo fijo, no quería volver, necesitaba pensar, necesitaba asegurarse de que nada había cambiado. No quería ser el perro que muerde la mano que le dio de comer. Porque eso era. Un perro que debía serle fiel a su amo.

— Él lo sabe todo, lo ve todo, es imposible escapar de él, y no puedo dejar que un descuido arruine su plan — Susurró retrancandose en un tronco.

No puedo dejarme caer. No puedo ser yo quien lo traicioné.









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SweetBlackSheep ♦

°• Circus Μάσκα •°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora