-Pues soy parte del ED -Dijo sonriéndome.
-¿Por qué? -pregunté- ¿Desde cuándo las serpientes luchan contra su propia casa?
-Solo quiero proteger a los míos -se excusó. Me miró y se desabrochó los primeros botones de la camisa blanca uniformada, siguió con su corbata llevando sus perfectos dedos al nudo. Vi una sonrisa coqueta aparecer en su rostro.
-¿Me ayudas? -preguntó pícaro. Decidí seguirle el juego.
Me levanté y acariciaré su mentón mientras él sonreía. Bajé la mirada al nudo de su corbata y empecé a deshacerlo hasta quitársela.
-Quieres besarme -le susurré pacientemente.
-Puede ser -entró en mi terreno- tú mueres porque te bese.-afirmó.
-Eso lo veremos.
Deslicé mi jersey por mis brazos deshaciéndome de él, lo dejé en un perchero que había en la sala mientras me quitaba los zapatos y me subía en el sillón azul de terciopelo ubicado allí.
-¿Intentas seducirme Granger? -preguntó. Alzó una ceja mientras me miraba desde la pequeña mesa del té en la que se había sentado.
-Puede ser -repetí su frase anterior.
Draco se levantó de la mesa, con las manos en su bolsillo y su camisa entreabierta adoptando una posición bastante sensual. Sin esperármelo me tiró del sofá cayendo al suelo, se posicionó encima de mí, y empezó a hacerme cosquillas.
-Para...Draco -me quejé entre risas. Él disfrutaba haciéndome sufrir de ésta manera. De repente la puerta se abrió dejándonos bastante a la vista, giramos la cabeza para encontrarnos con nada más y nada menos que Ginny. Sus libros cayeron al suelo. Oh dios, me iba a matar. Por suerte viene sola.
-Expelliarmus -Gritó apuntando a Draco, el cual salió disparado de encima mía. Cayó unos metros más alejado de mí.
-Draco -grité y corrí a verle.
-¿Qué haces Mione? Aléjate de él -me gritó.
-Cierra la maldita puerta -grité enfurecida. Ella asustada lo hizo.
-¿Ves? Te gusto, te preocupas por mí -me dijo el rubio burlón.
-Idiota -lo insulté- venga levántate, vamos al sillón -le dije y lo ayudé a levantarse, caminamos hasta el sillón y nos sentamos juntos mientras Ginny enfrente nuestra aún miraba la escena en shock.
-Tal vez si me das un beso me cure -susurró en mi oído. Parecía un niño cuando se hace una herida.
-Está Ginny al frente -le susurrando
-Es tu amiga, no dirá nada -sonrió.
Me acerqué a él y lo besé, siguió mi beso y lo profundizó poniendo su mano en mi nuca.
-Mione, ¿se puede saber que haces besando al hurón? -preguntó más roja que su cabello.
-Es que le gusto y me pidió el favor de dejarla besarme -explicó el rubio albino para luego soltar una carcajada.
-No seas mentiroso, que el primero en pedir permiso para besar fuiste tú -me defendí.
-Bien que te gustó -me picó. Pasó su brazo por mis hombros sin reclamo alguno de dolor en su rostro.
-No te dolía nada ¿verdad? -preguntó y negó con la cabeza.
-Para nada –sonrió coqueto y le pegué.
-¡AU! -Se quejó.
-Jodete -le dije.
-Mione permíteme que te diga que no puedes salir con él, seguramente te estará engañando. Piénsalo. Ellos siempre hacen lo que sea necesario para obtener lo que quieren. Y si quiere destruirte puede lograrlo.
-Draco no es así -dije- Se que no te cae bien, pero no puedes juzgarlo. No todos los Slytherin son así además de...
-Pero él es El Príncipe de Slytherin, no puedes fiarte -me gritó y se puso de pie a lo que yo imité su acción.
-Ginny no le grites -murmuró Draco.
-No a todos los Slytherin les gusta la magia oscura, tampoco todos llevan la marca tenebrosa, y aún así la llevara le querría igual Ginny -dije calmada.- O lo aceptas o te aguantas, es mi vida y me quiero arriesgar- susurré.
-Lo aceptaré pero me tiene que enseñar el interior de sus brazos. -dijo seria.
Lo miré dudosa, no sabía si tendría la marca o no. Estaba aterrada por ese simple hecho.
-No tienes porque hacerlo Draco –le dije temiéndome lo peor.
El rubio suspiró y apoyó los codos sobre las rodillas, lo pensó por un segundo. Remangó la manga derecha y era piel limpia, antes de levantar la izquierda me miró, remangó y...ahí estaba la marca tenebrosa. Ginny sonreía cínica.
-¿Ves? –me dijo.
-Draco –susurré.
La puerta se abrió de repente, Draco tapó sus brazos con las mangas de la camisa. Por ella entró Harry con Ron.
-Ginny no digas nada –le dije.
-Tengo que hacerlo por ti Herms –bajó la cabeza.
-Harry, Hermione está saliendo con Draco –ellos abrieron los ojos de par en par- además él tiene la marca tenebrosa. –Draco se levantó. Ron sacó su varita.
-Ginevra no te metas en mis putos asuntos –le grité.
-Mione aléjate de él –me advirtió Ron.
-No –dije firme.
-Ginny ya que estamos podemos hablar de ti, ¿no? Como que te gusta...
-Leona, que ella te haya traicionado no es motivo para que tu lo hagas también –dijo Draco mientras me daba la vuelta mirando hacia él.
-Draco no es justo... ¿por qué no me dijiste lo de la marca? –pregunté en un susurro.
-¿Aun no te has dado cuenta? –me dijo y caminó hacia el balcón.
-¿De qué debo darme cuenta? –Lo seguí ante la atenta mirada de los otros tres chicos.
-¡De que me gustas! ¡Maldita sea Hermione!, tus dotes de inteligencia que te hacen única, el sabor de tus labios, tu pelo enmarañado, tu sonrisa, tus ojos, me atraes completamente y si para colmo me aceptas aunque me tenga que convertir en esa mierda para la que me estoy preparando... he caído enamorado de ti -me acorraló como la noche anterior. Miré sus ojos.
-¿Te gusto de verdad? –pregunté temerosa.
-Tanto que jugaré a dos bandas.
-¿Cómo? –pregunté confusa.
-Mientras los Mortífagos creen que estoy de su lado me prepararé día a día para cuando llegue la Batalla final –se giró hacia Harry- van a querer luchar. Aún no se cuando atacarán.
Draco volvió la mirada a mí y lo atraje por el cuello de la camisa, junté nuestros rostros y lo besé, me daba igual si me veían Ginny, Harry o...Ron. Si él podía estar con Lavender, yo podía estar con quien quisiera. Draco apoyó sus manos acorralándome en la pared mientras no besábamos intensamente. Bajé mis manos de su cuello a su espalda.
-Ya Hermione, os vais a comer –pronunció asqueado Harry. Frustrada me separé de mi rubio y los miré.
-¿Por qué nos das información acerca de Voldemort? –preguntó Ron desafiante.
-Porque ya os he dicho que no voy a luchar con ellos, sino, contra ellos. –respondió mi rubio fríamente.
-No podemos permitir que los Slytherin lo vean –dije alarmada.
-¿Por qué no? –preguntó la que hasta ahora creía que era mi amiga.
-Podrían chivarse a Voldemort y a saber que le harían –miré a Draco, el cual me abrazó.
-Me mantendría con vida solo por ti Hermione, solo por ti –murmuró y besó dulcemente mis labios.
