Flares *[SeXing]

Parte 5

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YiXing aplaudió ruidosamente mientras admiraba la bengala de brillante rojo en el cielo. SeHun seguía soplando bengalas para verlo sonreír.

— ¡No había visto unos tan rojos! — exclamo, girando para verlos de diferentes ángulos.

—Mi padre y yo somos los únicos que pueden hacer esto. No había podido hacerlas porque mi padre me explico que las bengalas, de un rey al mundo, eran el signo más grande de afecto porque significaban su entrega a ellos. Amo a mi pueblo pero sin mi corazón, no podía expresarlo. —el príncipe de cabello de colores sonrió hacia el rubio. —También significan agradecimiento y creándolas para ti por primera vez, que eres como una bengala viva, es mi forma de darte las gracias por ahora.

YiXing lo miro con el rostro resplandeciente, corriendo a abrazarlo mientras la última bengala caía por el cielo.

Y para SeHun, YiXing brillaba más que sus bengalas.

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— ¿A qué te refieres? —SeHun hablo con un hilo de voz, mirando a HoSeok con los ojos rojos y grandes. — ¿Cómo que no puedes hacer nada?

El médico de Eelan lucia triste e impotente. —Es la maldición de Max. El príncipe YiXing rompió la maldición en ti, devolviéndote tu corazón a cambio del suyo.

— ¡No tenía que pasar esto! —grito SeHun, histérico. — ¡Di-Dijo que me ama y ahora no se mueve!

TaeYong miro a su hijo con impotencia, recibiendo una palmada por parte de YiFan, que observaba con el rostro sombrío.

—No sé si lo descubrió antes y de haberlo hecho, entonces estuvo dispuesto a hacerlo aun con las consecuencias. —susurro el médico, mirando con pena al que consideraba su sobrino. La cura de la maldición fue peor que la misma maldición.

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SeHun acaricio el mechón oscuro de YiXing, odiando verlo opaco junto a sus labios grises y su piel fría. YiXing se parecía a las hadas de la nieve de las historias que le contaban: casi hecho de cristal, con las pestañas y el cabello con signos de nieve y la piel fría y pálida. Le hubiera parecido hermoso de no ser por la razón de su estado.

Llevaba una semana así y seguían sin pistas, ni SuHo había podido dar con alguna pista del paradero de Max.

El rey de Sanagi llego tan pronto como anocheció, con la cara pálida y los labios tan apretados que perdió el color. SuHo inspecciono a su hermano menor pero tampoco pudo hacer nada, confirmando que solo podrían salvar al otro príncipe si encontraban al culpable.