Mi niña infeliz.

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Que cuando corean su nombre no siente nada. Que cuando tambalean las olas su cuerpo, ella estalla. Que cuando aporrean su puerta, se pierde la calma. Se mira desnuda frente al espejo y no entiende nada. Lleva cicatrices bajo las mangas. Lleva arañazos bajo las bragas. Heridas de bala. Una adolescencia enrevesada.

Que fuma después de mentir. Que se ahoga después de beber, y acaba siempre vomitando. Que odia el olor a jazmín y escuchar su propio llanto.

La niña que jugaba a crecer deprisa, tiene ahora, amarga la risa.

Se sabe mujer, se siente aún cría.

Pide ayuda con las manos. Con los labios te la niega. Tiene hueco el interior, y el Eco lo aprovecha, se disfraza de fantasmas y le hace daño.

Que arañaba las paredes de

su cuarto, como ahora rasga pieles. Que perdía siempre los papeles de los bancos, por donde ahora tranquila pasea...

Tiñe ríos de su sangre azul. Tima hombres en su cuarto rojo.

Juega la baraja con sus propias reglas. Y se esconde siempre las mejores cartas para el final de las partidas. Le sobran las palabras en la boca y es parca sin embargo en las miradas.

La chica que cruzó aquel puente y decidió quemar ciudades, esconderse en bosques, cuelga flores boca abajo, hace ramos con los brazos de aquellos que osan tocarla.

Se mete en tu mente y te roba la privacidad. No puedes esconderle nada. Un día la tuviste dentro, poseyéndote como Satán.

Tiene en sus cajones, cartas y polvos, de esos que esnifa cuando sus amigas no miran. Cintura y escote. Arqueada la espalda.

La niña salvaje que jamás cerró la boca, cierra los ojos sin confiar. Y cuando esta sola, cuando no hay focos ni lupas, cuando ni el Eco le contesta, se quita la ropa, y pide perdón. Odia el reflejo, de su silueta en el suelo, cierra las piernas, las puertas, los ojos, y llora.

Mi niña infeliz, que en los estanques navegaba, es ahora la dueña de su vida, cargada de lamentos y pesares, de pilares ya rotos, de promesas rotísimas, de obscuros secretos.. la mujer que muestras, se echa a temblar y aguanta lo que le echen, porque estás hecha a cincel.

Tropiezos y zancadas.Where stories live. Discover now