Ojos

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Ojos de océano, cómo brillan si te ríes, y la piel, que refleja el Sol hasta en enero, se broncea con cuidado.

Ojos de océano, no siento frío aún en octubre, cuando tus manos cogen las mías, y me arrebatas el aliento. Cuando lloro con desconsuelo por quien se fue en este mes tan gris.

Ojos de cielo, abres los brazos y se divorcia el alma mía de mi cuerpo, y se va contigo sin rechistar.

Ojos de cielo, encuentras en mis tobillos, el dulce principio, y desde ellos me empiezas siempre a mirar, con la cabeza gacha y la sonrisa, traviesa y larga como a mí me gusta.

Ojos de invierno, callas siempre cuando hablo y me escuchas atento, midiéndome la métrica, cantándome mis versos.

Ojos de invierno, cuando hielo, tú me abrazas al desnudo, y si quemo, miras dentro de mi ombligo por si hubiera fuegos que apagar. Cuando sangro eres tú quien cura; cuando enfermo, eres tú quien sana.

Ojos de plata, no te miento cuando canto despacito y con esmero, lo que la noche me bailaba.

Ojos de plata, ojos de hierro, ojos de bronce, ojitos de metal... Cuando tú diriges rumbos, cuando tú calmas tempestades, cuando con sosiego matas mi impaciencia, mi intranquilidad.

Ojos de luz, de luz en el pasillo, de cometa por el cielo, dominada por los celos, adiestrada para mal.

Ojos de luz y siempre sombras. De dientes sonrientes, de mordiscos en el cuello, de vampiros en el bosque, de eternas nuestras dudas.

Ojos de viento, me enredas el pelo a traición, jugando con las manos, tengo luego nudos.

Ojos de viento, me disfrazo de hoja entre tus manos, cuando tocas mis curvas con cuidado y me acaricias las piernas en el sofá.

Ojos de llanto, sufres siempre las tormentas, van a ti siempre los rayos...

Ojos de llanto, en las madrugadas, bailas o lloras, ríes o escampas. Y si me encuentro contigo pasada medianoche, te encuentro siempre acompañado del olor alcohol, impregnados en tus labios, el sabor a otros a labios, a burdeles bastos, a drogas de diseño.

Ojos marcianos, cuando no encuentro en ti explicación, cuando me miras con desprecio y sin cariño, cuando se tuerce el amor. Pero siempre acabas volviendo a pasar por mi portal, y te resistes a llamar, pero esperas a que baje, a que vuelva a ocurrir la casualidad.

Ojos marcianos, orbito a tu alrededor. Eres planeta rocoso. Reto extraordinario. Eres astronauta aterrizando en mi cama, y cuando viajas en cohete por otros espacios, por otros lugares, pienso siempre en ti.

Paso todo el tiempo mirándote con descaro, robándole secretos a tu pecho, que susurra a mi pecho, historias que un día él vivió.

Diluyo segundo tras segundo en tu sudor y difumino con cuidado las horas con caricias en tu piel.

Tengo en las manos, escamas, plumas y pelo. Tengo las ideas dentro de una coctelera de cristal. Y el dolor en un bote de formol para que así nunca se me escape de aquí dentro, para vivir y marchitarme a la misma vez.

Tropiezos y zancadas.Where stories live. Discover now