23: Baila conmigo

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Llegué a casa completamente cansada, no podía dar ni un paso más y me lance directo a mi cama. El baile ya debe haber empezado, son justamente las siete y yo no tenía ninguna intención de moverme.

Me di un baño con agua caliente bien largo, quería relajar todos mis músculos, aún tenía la tensión del día, una inquietud constante me ha acompañado todo el día y estoy segura que no es algo exactamente bueno esa sensación.

Me seque el cabello y me coloque la pijama, estaba lista para dormir cuando la puerta es atravesada por mi madre quien traía una funda consigo... ya me imaginaba que contenía.

- Sabrina ¿Qué se supone que haces? – pregunto acercándose más a mí.

- Obviamente preparándome para dormir ¿Por? – Me trate de meter bajos las sabanas pero mi mama me tomo por el brazo y me coloco frente a ella lanzándome la funda del vestido encima.

- Te quiero vestida en cinco minutos, del peinado y maquillaje me encargo yo, y no acepto ninguna objeción porque soy capaz de ponerte la ropa yo misma.- ordenó

Salió de a habitación.

Parece que hoy no habrá descanso...

Observe el vestido. Era de un color lila casi rosado, tenía un escote en la espalda baja además de que era tipo sirena, la cola era de una tela lila transparente y con encaje de flores rodeándolo, tenía mangas de encaje y un escote de corazón, tenía un brillo hermoso en la noche, desde que lo vi me encanto...y a mi madre también.

Me saque el pijama y me coloque el vestido, la verdad que me encantaba como me quedaba, lo combine con unos tacos plateados abiertos.

A los pocos segundos mi mama entro y me obligo a sentarme frente al espejo, comenzó a cepillarme el cabello para desenredarlo.

- No voy a poder alisarte por falta de tiempo, así que te hare un recogido sencillo pero que se verá hermoso en ti ¿Ok? – respondí con un asentimiento y ella continuo con su labor.

Me realizo un recogido tipo bailarina con algunas trenzas alrededor y soltó dos mechones rizados a los lados de mi cara para que un den un aspecto más relajado, la verdad que me encanta que mi mama me peine, siempre quedo bellísima, me maquillo un poco más de lo usual pero sin exagerar, aun se veía sutil, justo como a mí me gusta.

Terminamos de alistarme justo a las ocho, ya era muy tarde, mi madre cogió a llamar a un taxi ya que nadie iba a venir a recogerme.

- Estas bellísima mi amor – se acercó y me tomo suavemente del rostro – me siento orgullosa de ti, de la mujer en la que te has convertido, vales oro mi niña, solo te pido que te cuides y no dejes que nadie te haga daño... eres mi ángel, aquel que me muestra el camino... Te amo hija mía, y a pesar de cualquier cosa siempre estaré contigo.- Diminutas lagrimas salían de sus ojos...

No sabía porque pero esa noche no me quería separar de ella, ni menos dejarla sola. Mi papa no llegaba hasta las nueve.

La abrace lo más fuerte que me permitió hacerlo, últimamente me decía que se estaba sintiendo algo débil y frágil, lo menos que quería era lastimarla con mis abrazos.

- ¿Mami seguro que estarás bien? No necesito ir a esa fiesta- le pregunte

Se soltó de mi abrazo y con una sonrisa se limpió las lágrimas.

- Hija ya tengo mis años encima, me se cuidar bien, tu anda, no toda la vida tenemos estas oportunidades – al escucharla decir eso supe que no lograría quedarme en casa hoy.

JUNTO A TI SIEMPREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora