Dos aurores no muy contentos trasladaron a Draco Malfoy a una de las chimeneas menos transitadas en el ministerio. En el lugar para vigilar su salida, se hallaba la nueva jefa de la oficina de aurores, Melanny Lugosi. Esta tenía cabello castaño corto, inteligentes ojos grises y en lugar de una mirada de desprecio le dirigió a Draco una mirada de compasión.
─ Señor Malfoy sé que el ministro cree que usted es culpable, pero yo no estoy de acuerdo ─ le comento después de haber despachado a los dos aurores.
─ Usted me cree ─ pregunto con sorpresa
─ Bueno las pruebas han demostrado que usted puede ser el culpable, sin embargo ─ dijo antes de que Draco hablara – sé que las cosas no son siempre lo que parecen. Así que si averigua algo sobre el libro, recuerde que mi chimenea permanecerá conectada por medio de la red Flu a la de la mansión Malfoy.
Draco decidió pensar positivamente. No podría pasarle algo peor que ser acusado de robo e interrogado por el ministro, ¿cierto? Lo cierto era que se equivocaba. Cuando llego a su casa lo que encontró le sorprendió.
Parecía que hubiera pasado un huracán por la sala de estar. Los libros que antes habían estado en estantes ordenadamente, se hallaban regados por el piso, algunos abiertos y otros con páginas que parecían haber sido arrancadas a mordiscos, además estaban cubiertos por una baba verde. Habían sillas desparramadas y vidrios rotos.
Draco escuchó un ruido procedente de la biblioteca. Algo o alguien habían hecho aquel destrozo y al parecer aún estaba allí. Saco su varita y se dispuso a caminar sigilosamente hasta la biblioteca, donde encontró escarbando entre un montón de libros, a la criatura más extraña que había visto, y eso era decir bastante, ya que había tenido de profesor de criaturas mágicas a Rúbeus Hagrid.
─ ¿Que eres? ─ pregunto y la criatura que media al menos un metro, se lanzó a atacarle, propinándole arañazos en la cara con sus filosas garras y haciéndole perder el equilibrio, incluso intento ahorcarle con la vieja cadena de plata que solía llevar alrededor del cuello.
Su varita callo a medio metro, lo que lo dejo desarmado y sin más defensa, que patear y empujar a la cosa que se hallaba sobre él. Pareció funcionar porque esta lo dejo en medio de siseos y salió por la puerta de la biblioteca, Draco se levantó lo más rápido que pudo. Con un dolor increíble en la cara, tomo su varita y hecho a correr detrás de la criatura.
Draco no era el más valiente lo cual no era ninguna revelación y en situaciones normales, habría pensado en huir, pero esta no era una situación normal, además no dejaría a esa cosa escapar sin antes hacerle pagar por los arañazos en la cara.
Cuando llego a la biblioteca, él y la criatura se miraron. Las orejas puntiagudas de esta se agitaban esperando su movimiento y al ver que Draco no atacaba, aprovecho y tomo de nuevo la ofensiva. Draco esperaba que la criatura se acercara más para dar un golpe más certero, pero no contaba con que esta se moviera tan rápido. Antes de que le golpeara nuevamente, Draco hizo un último movimiento.
─ ¡Incarcerous! – exclamo y de su varita salió un rayo naranja que dio directo en el pecho de la criatura, levitándola y dejándole suspendida en el aire, luchando contra ataduras invisibles.
La sala se sumió en el silencio, excepto por los siseos de la criatura. Draco la miraba enojado, pensando en qué hacer con ella.
─ Quieto, humano. No sabes con quién te vas a meter ─ dijo la criatura sacando su lengua bífida. Como movía la lengua de ese modo y hablaba al mismo tiempo, siempre sería un misterio.
Draco se echó a reír
─ Creo, erkling, que eres tú el que no lo sabe.
El erkling se estremeció.
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The Veil of Death (The Draco Chronicles #1)
Fanfiction“Ser acusado de robar un antiguo e importante objeto mágico es bastante malo, El elfo malévolo asesino solo hizo que mi día empeorara”. Draco Malfoy está teniendo un día terrible, paso de pasear por el jardín de su mansión, a ser acusado de robar ob...