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- Cuando sabes que encontraste a la persona correcta para amar, tu mismo te das cuenta, simplemente sientes la necesidad de estar cerca de esa persona, tu propio subconsciente te lleva a esa persona, es ahí cuando te das cuenta de que caíste en las garras del amor-

Seguir su corazón era la nueva meta de aquel pelirrojo, hacerle caso a cada latir acelerado de aquel músculo. Ahora su rutina era llegar a aquel bar y pasar el tiempo con esa chica de cabellos verdosos, muchas veces iba sólo, otras veces acompañado de su fiel tripulación.

La quería

No era ningún chiquillo o adolescente para andarse con rodeos de "sentimientos confusos", el ya era un hombre adulto y sabía lo que sentía y Makino era la única que lograba arrebatarle los suspiros a su antojo, se sentía indefenso cuando ella lo miraba, se sentía en las nubes cada vez que probaba alguno de sus platillos, le gustaba su compañía, pero existía algo que le aterraba.

¿Acaso ella sentía lo mismo?

Sin que el pelirrojo se diera cuenta, el estaba provocando los mismos sentimientos en la mujer, ella se acostumbro a su compañia, un hombre que le daba curiosidad, de una o de otra forma, todos los mitos que le habían contado el alcalde y el señor Garp quedaban en el olvido.

Sensaciones que hacían que poco a poco se fueran acercando más, crearon una rutina diaria solamente para estar cerca uno del otro y obviamente la tripulación de Shanks se daba cuenta, no podían estar más felices por su capitán.

- Shanks ¿quieres más?- le ofrecía Makino con una sonrisa.

- Tu comida es tan deliciosa que no puedo comer un sólo plato, tal vez debería raptarte y llevarte en mi barco- le mostró una sonrisa coqueta.

El capitán sintió un golpe en la espinilla.

- ¡Shanks idiota! Ni por que seas tú dejare que te lleves a Makino- era Luffy que llegaba de hacer las compras.

A la mujer le encantaban esas escenas que le regalaban los dos, se sentía como si tuviera una familia.

Los días siguieron pasando y poco a poco ambos fortalecían sus sentimientos, todos sus seres cercanos entre ellos el pequeño Luffy era el más "celoso" pues Makino era como su madre y por mucho que admirara a Shanks, ahora lo veía como el hombre malo que le quitaría a su "madre", aunque le gustaba ver a Makino feliz cada vez que el pelirrojo iba, poco a poco dejaba que la relación de esos dos creciera.

- Makino, ya termine- dijo el chiquillo feliz dejando un trapo en la cubeta.

- Muy bien Luffy, por eso, tendrás una comida gratis- le sonrió Makino revolviendo sus cabellos negros.

- Eso no está bien Makino, deberías dejar que su trabajo sea la manera en que te pague- la voz de Shanks queriendo molestar al menor los interrumpió.

- Shanks- susurro la mujer con una sonrisa, que obviamente Luffy noto.

- Iré con tu tripulación viejo- dijo el pequeño saliendo a toda prisa.

Ambos se quedaron viendo, disfrutando de el otro.

- ¿Qué le ofrezco capitán?- la voz tierna de Makino hizo que Shanks regresará a la realidad.

- Pues la verdad hoy si traigo hambre, ¿podrías prepararme alguno de tus deliciosos platillos?- se rasco la mejilla con el dedo, demostrando su nerviosismo.

- Por supuesto que si, permítame tantito-

La chica se fue a la cocina para preparar un delicioso platillo exclusivo para el de cabellos rojos. Shanks disfrutaba de éstos días, el exquisito aroma de la comida recién preparada se mezclaba con la dulce fragancia de Makino, cerraba los ojos, sintiendo ese aire de calidez que solo podía brindar una familia.

La debilidad del Younkou (Shanks x Makino)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora