Capítulo 1

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En lo más alto de las montañas se ubica un pequeño poblado donde todos vivían tranquilos. Lo único por lo que se preocupaban los habitantes era el estar preparados para las épocas en las que el agua no era suficiente. O por lo menos era así antes de la llegada de los licántropos.

Seres malvados, a los ojos de los humanos, que solamente buscaban destruir, robar y eliminar. Los aldeanos comenzaban a cansarse de quedarse con los brazos cruzados mientras eran saqueados y decidieron enviar a jóvenes almas que detestaran a estos animales a tal punto de ser capaces de arriesgar sus vidas por proteger la aldea.

Lamentablemente, sólo dos jóvenes se animaron a realizar este trabajo.

Jaehyung Park, aceptó debido al deseo de buscar venganza por la desaparición de su hermano menor.
Yoon Dowoon, aceptó no muy convencido debido al temor de perder a su hyung, su mejor amigo, su única familia.

Entrenaron por meses para poder integrarse en el bosque y sobrevivir. Además, aprendieron el uso de todo tipo de armas.

Con el tiempo Dowoon dejó de dudar tanto y estuvo de acuerdo con Jae. El mayor lo había convencido después de muchas palabras de aliento y de acciones perversas cometidas por las personas lobo.

Jae: Deberías moverte más rápido Dowoon. Si queremos cazar a los licántropos para esta noche debemos llegar a la cascada antes del atardecer.

Dowoon: Voy lo más rápido posible hyung. Por cierto, ¿Es verdad que estos hombres lobo son tan crueles como se dice?

Jae: ¿Qué no recuerdas a Sungjin? Son despiadados. Se llevan nuestro ganado y a los niños. Es por eso que nos ofrecimos a realizar este trabajo.

Dowoon: Bueno, yo sólo pensaba que ellos intentan sobrevivir. Después de todo, son animales.

Jae: No son cualquier animal. Cuando llegaron a la aldea arrasaron con todo, esta temporada de sequía será muy dura para nosotros.

Dowoon: Hyung escuche...-un aullido se hizo presente- estamos cada vez más cerca.

Jae: Prepara tu arma y estate atento Dowoonie -el mayor le dedicó una mirada de ternura al antes mencionado. Ambos eran conscientes de a qué se enfrentaban- Dowoon...ten mucho cuidado.

Dowoon: Lo tendré hyung. Sea cuidadoso usted también. Nos veremos pronto -el pequeño correspondió su sonrisa confiado y se adentró al bosque en el que ambos habían jugado de pequeños. Mucho antes de cuando los licántropos invadieron su territorio-.

Jae se acercó ligeramente a un arbusto. Desde su posición puso observar el pueblo enemigo. Aquellas especies que siempre había aborrecido desde que habían alejado de él a su hermano menor, Sungjin...Esos seres ¿Cómo podían ser tan despreciables? El pequeño Sungjin tenía apenas 5 años cuando todo sucedió. Al recordarlo, los ojos de Jae se cristalizaron, inmediatamente los secó y apuntó a uno de ellos.

Otro recuerdo llegó a su mente. Se podía ver sosteniendo el arma a punto de jalar el gatillo. Justo en el momento en el que se llevaron a Sungjin. No podía moverse. Su mano izquierda temblaba mientras el llanto de su pequeño hermano no se detenía.

Regresó a la actualidad. No podía permitir que sigan perjudicando a su pueblo. Finalmente, cerró los ojos y logró disparar. Al abrirlos nuevamente, descubrió que había fallado. Los licántropos buscaban el lugar de donde provenía la bala y Jae aprovechó en buscar un escondite. Al realizar su búsqueda exitosamente y sin ser descubierto unos gritos se hicieron presentes.

-Sueltenme! Déjenme ir. Hyung! Ayuda! Ayúdeme! Por favor.

Jae reconoció esos gritos. Dowoon, lo habían capturado. Él habría salido a su rescate de no ser porque estaba inmóvil otra vez. Los ruidos eran cada vez más distantes pero aún así escuchó los llantos desesperados de su pequeño amigo hasta que estaban muy lejos como para ser escuchados por él.

Las lágrimas no paran de brotar por sus ojos. Podría ser capaz de llenar el océano si seguía llorando. Decepcionado de sí mismo, regresó a su campamento, no se atrevía ni siquiera a poner un pie en la aldea. Acababa de perder a su único y mejor amigo, Yoon Dowoon.

Otra vez, estaba muy nervioso. Se habían llevado a otra persona importante para él. Ahora no sólo odiaba esos monstruos sino que, se odiaba a sí mismo por volver a fallar. Si alguna vez volvía a ver a Dowoon, no dudaría que el menor lo odiaría también.

Se recostó en el frío suelo lleno de hojas e intentó dormir por unas cuantas horas. Cuando finalmente logró dormir, tuvo una pesadilla.

Se encontraba en la aldea, ya no era un chico de 28 años. Tenía la apariencia de un niño de 7 años y jugaba junto a su hermano Sungjin con la lanza que le habían regalado por su cumpleaños, su padre le había dicho que la utilizara para protegerse y a Sungjin.

Mientras los hermanos Park jugaban, un señor de aspecto salvaje apareció junto con un niño de 4 años. Jae se alejó inmediatamente, el señor no se veía para nada amable.

Después de un momento, aquel misterioso personaje tomó a Sungjin de la camisa mientras que el pequeño hacia lo que podía para zafarse del agarre.

Sungjin: Hyung!! Por favor haga algo -lo miró con ojos suplicantes y llenos de lágrimas-

Jae tomó la lanza y apuntó hacia la criatura. La cual había dejado ver su hocico después de recibir una mordida por parte de Sungjin, quien intentaba tomar la mano de su hermano.

El rubio no podía moverse. Estaba estático. Se quedó observando cómo su hermano estaba siendo secuestrado por un hombre lobo. El niño que acompañaba al sujeto anterior se volteó y Jae notó algo raro, tenía una cola de un color grisáceo al igual que sus ojos, nunca había visto unos ojos tan brillantes como esos. Mientras el pequeño niño se iba pudo escuchar los lamentos y llantos de Dowoon. Suplicando por piedad, una piedad que Jae sabía que esas bestias no poseían ni lo harían jamás. Jae despertó bruscamente después de ver una imagen de Dowoon recostado boca arriba encadenado a una roca lleno de moretones, con el cabello totalmente desordenado, sus labios estaban completamente rojos y parecía que algunas partes sangraban, arañazos en la espalda, mordidas por todos lados y marcas rojizas en el cuello y pecho, su pecho estaba descubierto mostrando sus abdominales y la única prenda que traía puesta era un taparrabos. Entre sus piernas corría un líquido de color carmesí que identificó como sangre y una marca roja con la forma de una manos que resaltaba por la palidez de su piel. Mientras el pecho de éste subía y bajaba con desesperación al ritmo de sus sollozos.

Jae sentía una presión en el pecho, se sentía muy culpable. Todo lo que le suceda a Dowoon de ahora en adelante iba a ser su culpa al igual que con Sungjin.

×A Brave Hunter× (Day6)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora