Bangpire || YoonJin / NamSeok / Vmin

XIV

— Están muy equivocados si creen que voy a dejar pasar esto así como así.

Dije, con la voz más potente que mis cuerdas vocales son capaces de lograr. El sonido de la puerta abriéndose de golpe no parece haber hecho el efecto de terror esperado. Hyung estaba ahí, viéndose al espejo, ignorándome por completo.  La habitación hecha un desastre y un perfume empalagoso en el aire.

— ¡Namjoon-ah! — reaccionó al fin Jin-hyung —. ¡Ahí estás!

— ¿Me buscabas, hyung? — pregunté con amabilidad, rompiendo por completo mi postura imponente. Bien hecho, Joon.

— Estaba a punto de enviar a Jimin para que te llamara. Necesito que vayas a la ciudad a conseguirme unos ingredientes — alzó dos atuendos colgados en ganchos —. ¿Cuál crees que sería más apropiado para la gran noche?

— ¿La gran noche?

— ¡Hyung va a ver a su prometido! — exclamó Jimin, saliendo del gran armario con una gran pila de ropa sobre los brazos —. ¿Ya lo olvidaste? Estabas ahí cuando lo acordamos.

— Si, lo recuerdo. Sólo no pensé que hicieran todo este alboroto por eso.

— Bueno, todo tiene que ser perfecto — explicó Jimin.

— ¡Pronto lograré conquistar el corazón de Yoongi! — dijo Jin-hyung, probándose un saco frente al espejo — Jimin, pásame el saco púrpura — ordenó.

Jimin tomó una de las prendas que cargaba.

— Sí señor — dijo, dándosela.

— ¿Qué te parece, Namjoon-ah? — Jin-hyung se puso de frente a mí, acomodando las solapas.

— Te ves muy guapo, hyung.

— Naturalmente — agregó Jimin con una sonrisa.

Todo esto me había hecho olvidar mi propósito original, pero ahora recuerdo. Volví a ponerme en postura firme y preparé mi voz. Repetí:

— Están muy equivocados si creen que voy a dejar pasar esto así como así.

Esta vez, dejaron todo lo que estaban haciendo y voltearon en mi dirección con expresiones confundidas. Aclaré mi voz y continué:

— Les dije muy claramente que no se involucraran con humanos. Y aún así, no sólo se mostraron ante ellos la primera noche, sino que-

— Hyung, no-

— Jimin, déjame terminar. No sólo eso, sino que los arrastraron hasta aquí e incluso armaron una ¿fiesta de compromiso? ¡¿En qué estaban pensando?!

Los dos tenían cara de perrito regañado. Desconcertados y tristes, sin saber qué responder. Su expresión me trajo varios recuerdos, que reforzaron mi convicción.

— Como sea — retomé —. Lo que sucedió quedó en el pasado. Ya nos metieron en suficientes problemas. Si no quieren seguir poniéndonos a los tres en peligro, sean lo suficientemente inteligentes para cortar toda relación con ellos. Aprovechen la cena para despedirse porque después les diré que se marchen. Cerremos esto antes de que se vuelva más grande y con suerte no los volveremos a ver, ¿ok?

Siguieron viéndome sin decir nada, con sus ojos negros brillantes llenos de decepción. Podrán tener unos mil años más que yo, pero siguen siendo como niños. Y yo tengo que estar ahí para ellos, protegiéndolos de sus propias imprudencias y cuidando que no se lastimen. En el proceso, termino siendo yo quien los lastima, como esta vez. Pero hacerles un poquito de daño temporal siempre será mucho mejor que verlos sufrir después porque me quedé de brazos cruzados.