EXTRA I

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Tres huérfanos en medio del bosque

Parte 1: Jin y Jimin

- Promételo, mi amor. No importa lo que tu padre diga, mucho menos lo que los demás piensen. Promete que no dejarás que tu precioso corazón se apague. Promete que vivirás cada día sintiendo y amando. No te conduzcas por la lógica, puedes permitirte no hacerlo. En su lugar, escucha a tus pasiones más profundas, decide en base a los deseos inexplicables de tu alma, no intentes buscar un por qué, sigue. No dejes que tu precioso corazón se marchite antes que tu cuerpo, o tu vida se volverá una eterna tortura.

Al tiempo que la mano muerta de la mujer caía sobre las sábanas, un par de lágrimas mancharon su mejilla. Eran las de Jin, el joven vampiro ahora huérfano de madre.

Desde el día en que el rostro de la mujer fue cubierto por la sábana, Jin vivió cumpliendo la promesa que le había hecho.

El hombre, sin embargo, se oponía fuertemente a este comportamiento. De lecciones, tutores y pupitres llenó la vida de su hijo para endurecer su corazón y afilar la parte del cerebro que lo hace todo serio y aburrido. Cuando se dio cuenta de que la determinación de Jin era inquebrantable, decidió rendirse.

"Rendirse", sin embargo, no significa dejarlo ser. Todo lo contrario, para evitar que su hijo lo "convirtiera en el hazme reír de todo el mundo", decidió ocultarlo a toda costa. Por supuesto, la extravagancia y la alegría de Jin no pudieron ser contenidas en cuatro paredes. Pronto encontró la manera de salir de ellas y adoptó el hábito de visitar las aldeas cercanas de vez en cuando.

Fue en una de estas visitas que conoció al pequeño Jimin, un huérfano humano que trabajaba en una plantación.

Lo encontró en una especie de mercado, trató de venderle un saquito de arroz que él mismo había cultivado. Sus métodos fueron tan buenos que Jin, un ser incapaz de nutrirse del arroz, le compró dos kilogramos.

El vampiro no tardó en hacerse su amigo, teniendo él la apariencia de un adolescente no mucho mayor que el niño. Sus visitas a la aldea se volvieron más frecuentes. Cada vez que iba, se pasaba las tardes con Jimin a recoger flores o a ayudarlo en su trabajo. Su amistad creció y creció, se hizo profunda e inconturnable para ambos.

Jimin era un ser verdaderamente hermoso, tanto en apariencia como en espíritu. Con sus sonrisas y sus abrazos, poco a poco fue curando las heridas de Jin, hasta que llegó a ser considerado un regalo del cielo por el vampiro.

Pero la fortuna no los favorecía.

Por estos días, una terrible epidemia amenazaba la población. Entre sus víctimas, la terrible enfermedad tocó también a Jimin. Jin no podía hacer nada más que mirar como la llama de su vida se apagaba lentamente.

Pasaba todo el día y toda la noche a su lado, tomando su mano y cuidando de él. Dejo de importarle todo lo demás, incluso comer o dormir.

Una noche, cuando Jimin estaba tan agotado que no podía ni abrir los ojos, el pequeño hizo una petición:

- Hyung - murmuró con voz temblorosa -. Por favor no me dejes morir.

Despesperado, Jin se atrevió a pedir la ayuda de su padre. Le suplicó que enviara a un médico de su corte para ayudar a Jimin.

- ¡¿Qué haga qué?! - fue la respuesta de su padre -. ¿Después de las vergüenzas que me has hecho pasar te atreves a venir aquí a pedirme algo a mí? Y no cualquier cosa, además. El niño estúpido espera que mande a uno de mis médicos para que ayude a una escoria de ésas.

- Por favor - suplicó de rodillas, con lágrimas en los ojos -. No puedes dejar que muera, ¡haré lo que sea!

- ¿Y qué podrías hacer tú para compensarlo? - se burló -. Mejor sería que te fueras a perder hasta que olvide tu inútil existencia.

Bangpire || YoonJin / NamSeok / VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora