No os vais a creer lo que ha pasado hoy. Kai me mandó un mensaje, ¡Por fin! Y me decía que me invitaba a la bolera por la tarde. Yo empecé a saltar de alegría. Él y yo, juntos, jugando a los bolos. Yo fingiría que no sé jugar a los bolos entonces él se colocaría detrás de mí, agarraría con delicadeza mi muñeca, nuestras miradas se conectarían, y entonces, ¡Pam! surgiría el amor.
¿Qué? ¿Pensais que no ha pasado eso? Vale, no, no ha sucedido, pero casi.
Lo de que me invitaba a la bolera era verdad, lo de que me ayudó a colocar bien la mano para lanzar la pelota también, pero después hubo un pequeño problema: Daeul.
Si, el pequeño había insistido en que quería ir con Tito Pororo a jugar y había estado haciendo una rabieta. Kai, cuando llegó a la casa para recogerme, vio aquella situación y dijo que no importaba si Daeul se venia con nosotros, que a él le encantaban los niños. Y sí, le encantaban, eso se podía ver a kilómetros y yo me derretía internamente ante aquella imagen de Kai jugando con Daeul, pero había otro problema y era que Daeul estaba celoso. No dejaba que Kai se acercara a mi porque "No toques a mi Tito, es mío." para luego inflar los mofletes. Con lo que cada vez que nos quedábamos un poco juntos, Daeul venia a separarnos.
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