Capítulo 3

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Antes de hacer otra locura, sería mejor bajar a desayunar y después darme una buena y merecida ducha para compensar el ajetreo de ayer. Al acabar, le dije a mi madre que saldría un rato a dar una vuelta, alo cual accedió sin cuestionarme nada. Claro que nunca salí de casa, porque sin que ella lo notara volví a mi cuarto y cerré la puerta para que nadie me viera.

Encendí la tableta (tablet), cogí la gema de donde la había dejado anoche y me dispuse a hacer lo mismo que la otra vez. De nuevo una luz cegadora inundó la habitación, cuando cesó y pude mirar a mi alrededor, ya me encontraba dentro. Rápidamente hice aparecer una gorra para cubrirme un poco el rostro y evitar que me reconocieran tan fácilmente. Sin más dilación, empecé a caminar por la calle guiada por el mapa que había abierto en el móvil, porque aunque no tenía un destino en concreto, no quería perderme.

En medio de mi deambulante trayecto, pasé por delante de un instituto que me resultaba familiar.

Tn: Esto me suena... - Me paré en frente de la entrada para poder verlo mejor, tenía que intentar recordar de que me sonaba pero de repente un grito repentino me sacó de mis pensamientos.

¿?: ¡¡¡Bakaito, te vas a enterar!!! – Era Aoko, estaba persiguiendo a Kaito por el patio como parte de su rutina matutina.

Tn: Nunca cambiarán estos dos – comenté soltando una carcajada.

Kaito: Eso te pasa por infantil – se burlaba entre risas mientras esquivaba a su amiga.

Tn: ¿Que le habrá hecho ahora? - Estaba tan acostumbrada a verlos así que no noté que me encontraba a plena vista, hasta que Kaito se giró en mi dirección.

Kaito: Ella es... - Sin darse cuenta, frenó en seco por la incredulidad que le causaba el hecho de que yo me encontrara allí. Una reacción bastante lógica, dadas las circunstancias. Si nos paramos un momento a pensar en las posibilidades, la probabilidad de que todo esto pasara en tan corto espacio de tiempo era tan baja, que hasta parecía obra del mismísimo diablo.

Tn: Ya empezamos otra vez..

Aoko: ¿Kaito, por qué te paras de repente? – preguntó, olvidando momentáneamente su enfado con el chico.

Akako: ¿Qué os pasa? – La hechicera del grupo apareció junto con Saguru y no pudo evitar fijarse en esa situación tan extraña. - ¿Por qué la miráis, la conocéis de algo?

Kaito: Esa chica... - Parecía estar recobrando la razón y empezó a dirigirse hacia donde me encontraba. No tenía ninguna intención de quedarme a averiguar qué era lo que quería, así que forcé una sonrisa demasiado falsa para mi gusto y seguí caminando con cierta prisa, pero intentando aparentar normalidad. Ya tenía bastante con dos idiotas, no me interesaba llamar más la atención como para añadir también al detective londinense a la lista.

Kaito: ¿Es que cree que voy a dejar que se escape otra vez?

Cuando creía que había logrado perderlo de vista y empezaba a relajarme,apareció delante de mis narices como por arte de magia.

Tn: ¿Cómo has...? No sé ni para qué pregunto – dije suspirando con los ojos cerrados mientras me llevaba los dedos a la sien, estos chicos eran peor que un dolor de cabeza. Seguramente habría usado algún atajo o incluso el maldito gancho ese, a saber dónde lo llevaba escondido.

Kaito: De esta sí que no te libras.

Tn: ¿No se supone que deberías comportarte como un caballero? ¿O eso es solo cuando eres Kid? – le reproché en un tono burlón.

Kaito: Ven conmigo. – Sin más que hablar, me cogió de la mano y empezó a correr, llevándome a rastras en el proceso.

Pasado un rato, llegamos a lo que pude identificar como su casa. Al entrar,ni siquiera se molestó en parar para que nos pudiéramos quitar los zapatos. Prácticamente me lanzó hacia la sala de estar, o eso pensé al ver que había una televisión junto con un sofá.

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