Prologo

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Mi corazón latía con fuerza, mis manos no dejaban de temblar, tenía la mirada fija en mis uñas y mi labio inferior temblaba.

Sentía que si no estuviera sentada en aquella silla mis piernas fallarían y caería, tenía los pelos de punta al mis brazos tocar el frío metal de la mesa, había una pequeña luz en aquel lugar, con un espejo al frente, no había ventanas, solo pared, solo simple pared gris, intentaba lo menos posible mirarme al espejo, ya que no imaginaba la terrible imagen que podía tener.

No entendía como las cosas habían cambiado tanto de un día para otro, parecía como un sueño, ahora todos aquellos días pasaban tan rápido en mi mente y tan nítidamente que deseaba poder borrar todo, cada segundo, el frío abrazaba mi piel, pero sentía pequeñas gotas de sudor en mi frente.

Mientras no dejaba de repetir pequeñas palabras en mi mente, me sobresalte al escuchar la puerta abrirse de la sala de interrogatorios de la policía. Un hombre, de contextura delgada y piel morena entro, al entrar su mirada estaba situada en el suelo, agarro la silla que estaba a poca distancia de la mesa y la aproximo, dejando escuchar un fuerte chirrido.

El silencio reino en la habitación, podía escuchar mi respiración fuertemente.

Aquel hombre aproximo sus brazos a la mesa y puso sus brazos en ella, no aparte mi vista de sus brazos, viendo como el metal de la mesa relucía con la luz de la lámpara.

-Soy el oficial Rodríguez-Su nombre sonó como un susurro-. Señorita Mercedes, usted dijo que tenía algo que decir a la policía, por eso estoy aquí.

Me sorbí la nariz, intentando respirar, mi corazón latía con fuerza.

-Si yo... quería aceptar el trato-Dije lentamente, mi voz se escuchaba por lo bajo.

-Está bien, me puede decir de que quería hablar.

-Yo...-Me dolía la garganta, en los últimos días había probado el cigarrillo, había bebido y pasado cientos de noches sin dormir-, quiero empezar otra vez, las cosas no fueron como parecen.

-Okey, la voy a escuchar-Soltó con calma, de alguna forma su voz me molestaba, tan tranquila, me hacía querer dar un golpe contra la puerta.

-Hace dos semanas...

Cegada por la oscuridadWhere stories live. Discover now