Entro en su oficina y lo encontró con la mirada perdida, sabía que estaba así por ella y por más que no querría hacerle daño, él se había conectado con ella de una manera única, como si de toda la vida se conociera, como si fuera su verdadero padre.
-Sr. Robinson, tiene junto en 20 minutos- le aviso, sacándolo de esos recuerdos penetrantes, se sentían como puñales en el alma, devastadores y atemorizantes, regalándole una sonrisa de boca cerrada, se levantó de su cómoda silla y paso por su lado sin decir nada, se detuvo en el marco de la puerta aun sin salir y la miro, la volvió a abrazar y dándole un beso en la cabeza siguió su camino a la sala de juntas, todo saldrá bien se repetía a sí mismo y mientras los socios llegaban Megan seguía pensando en cómo podría salir de todo esto.
Se paró de su escritorio y camino a la sala de junta, solo algunos socios habían llegado, y sentándose al lado del viejo le susurro –Quiero hablar con alguien-.
El la miro anonadado, emocionado por supuesto pero intentando guardar la compostura ante las personas presentes, con un apretón de manos le hizo saber que estaba muy feliz de su repentina decisión y que después hablarían acerca de ello.
Terminada la junta, esperaron a que todos los presentes abandonaran el sitio de encuentro, uno que otro se acerca a estrechar las manos del viejo y le felicitaban por tan buena labor y propuestas mostradas y era cierto, el viejo estaba loco pero nadie le ganaba en su trabajo, era muy correcto y controlador, podría ser la mejor persona del mundo, pero si lo provocabas enserio era el mismo diablo en un cuerpo llevado por la vejez, ya conocía todos sus estados de ánimo y todos le habían gustado y los había podido manejar, ella por el contrario solo le había dado a mostrar tristezas y amargura aunque algunas veces la hacía sonreír, cuando le regalaba abrazos, cuando apostaban al ver los partidos de beisbol, cuando escuchaba las historias inventadas que salían de esa cabeza vieja. Pensando en todo ello, él siempre le saca sonrisas pequeñas, y mucho más por el que por ella, había tomado esa decisión repentina, él lo valía todo y mucho más ella lo valía, solo que estaba tan cegada para darse cuenta del rayo luz que le apuntaba siempre que estaba en casa con el viejo, sus ojos vivos y su alma pura, el viejo era su cura, pero Megan no podría darse cuenta de ello, no estando tan dañada, tan cegada, tan vacía. Otro cálido abrazo la rodeo, pero sintió algo nuevo ¿Esperanza? Tal vez, el viejo estaba muy feliz, el corazón latía muy rápido, parecía un caballo desbocado a punto de llegar a la línea de meta, y si fuera poco ella le devolvió el abrazo y lo apretaba fuerte, miedo eso significaba, amor, alegría, desenfreno, adrenalina, un poquito de cada cosa, pero ella solo identificaba el miedo, pero el, el sabía lo que ese abrazo significaba y antes de que esa lagrima hiciera aparición la limpio sin piedad, no quería que ella pensara que estaba triste o confundido o cualquier otra cosa negativa, era en lo único que pensaba, le dio muchos besos en la cabeza y un apretón más para luego mirarla a los ojos.
-Gracias Meg, gracias- susurro, para que solo ella escuchara aun sabiendo que estaban solos, no pudo aguantar más y las lágrimas aparecieron cubriendo ese triste rostro.
-Quiero hacerte feliz, quiero saber que se siente serlo- le respondió Megan secando las gotas procedente de sus ojos, enrollándose un poco más en sus brazos y para luego dirigirse a la oficina con un revuelo en su estómago, eran gorilas, sí que lo eran, iba a explotar, su estómago iba a explotar y no sabía que significaba aquello.
El viejo se había quedado viéndola mientras se alejaba, estaba feliz y mucho más que felicidad era lo que sentía, algo estaba cambiando en ella, lo cierto era que él ya hablaba con alguien, quizás Megan también podría asistir, el sonido de algo en su bolsillo lo despertó de tan hermoso sueño, ella alfin se estaba dando una oportunidad y el la apoyaría en todo. Ni siquiera se fijó en quien llamaba, solo contesto.
-Pa- se escuchó de aquel lado de la línea.
-¿Dilan?- pregunta más para sí mismo, aparto el celular de su oreja y rectifico que así era, su hijo estaba llamando y se emocionó tanto que empezó a contarle lo emocionado que estaba por la noticia que le había dado Meg, el no entendía, su hijo no entendía que quería decirle aquel viejo loco.
-¿Qué le paso, Meggy? Cada vez está más loco- pregunto y el viejo entendió que no hablaba con él.
-¿Cómo que Meggy?, ¿estás aquí en la ciudad?, muchacho porque no me avisas, deja que te vea, te daré tus buenos coscorrones.
El viejo seguía peleando solo, mientras su hijo reía sentado en el cómodo sillón de cuero con sus piernas encima del escritorio, Meggy tenía razón, el viejo estaba loco y cada que los años le cobraban factura quedaba desquiciado, pobre de mi padre pensaba Dilan.
-¿Dónde está?-escucha del otro lado de la línea y también al otro lado de la puerta, una carcajada salió de su garganta y la puerta fue abierta abruptamente, ahí estaba el viejo aun con el teléfono en la oreja, teniéndolo en frente seguía regañándolo a través del teléfono. El chico se levantó y corto la comunicación para correr a abrazar a su padre, este le correspondió el abrazo y lo apretó fuerte, muy fuerte así como hacía con Meg.
-Estas tan bello como tu padre- le decía el viejo repartiendo besos en su loca cabellera.
Megan miraba la escena desde su puesto, y le conmovió mucho que sin pensar había corrido y se había metido entre medio de estos dos hombres, el viejo se emocionó mucho y ese fue el detonador para que las lágrimas salieran de sus arrugados ojos, Dilas por el contrario no sabía qué hacer, estaba feliz pero mucho más asombrado por aquella acción de Meggy, eran una familia, desquiciados como el viejo pero eran una familia.
-Meg quiere hablar con alguien- soltó sin más, ya calmados y acomodados en los sillones en la oficina del viejo. Dilan la miraba, intentaba descifrar alguna mueca o algo, pero su rostro estaba neutro con la mirada baja y sonrió, así era su hermana, mantenía la misma mirada a cuando la vio por primera vez. Llovía muy fuerte y se encontraba frente la chimenea agarrando calor y esperando a su papa, escucho la puerta cerrarse y corrió a recibirlo, salto encima de su joven padre en ese entonces o así lo veía él y estando arriba pudo notar que no venía solo.
-Hola- soltó el pequeño Dilan, aquella niña tenía la mirada baja y estaba sucia con el saco de su padre encima.
-¿No habla papa?- volvió a hablar el pequeño niño, su padre sonrió y le dio un pequeño beso en la cabeza a aquel intrigado pequeño, la miro y fue ahí cuando esa niña alzo la mirada, una corriente paso por todo sus huesos, y su corazón se destrozó, él lo supo, solo el puedo haber sentido ese horrible sentimiento, el pequeño le jalaba el brazo, indicándole que quería decirle un secreto.
-Es muy linda- le susurro, una lagrima se asomó y fue ahí cuando se dio cuenta que no podía dejarla ir.*****
Holaa de nuevo mis amores, quise subir un segundo capitulo hoy mismo puesto que me senti mal por haberlos dejado asi en el aire👀.
Dejenme saber que tal les esta pareciendo la historia, si les gusta o si le falta algo🤷♀️.
Siganme regalando mucho amor, voten en el icono de la ⭐ y espero les siga gustando, no dejen de leer infinitos beso y Muchas graciaaaas❤🐼
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Renacer
RandomSe podría vivir cuando se está ahí, hundida en aquel hueco profundo, cuando un vacío gigante la arropaba, cuando sus fuerzas decaían, cuando ella misma se crucificaba sin razón alguna, sin pedir ayuda, sin dejar que la ayuden, ella caía pero el viej...