Nueve

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Taehyung debía admitir que se sentía un poco culpable de estar ocupando toda la cama y no dejarle espacio a Jungkook. Solo un poco.

Con la cabeza un poco ladeada y todavía en posición de estrella, Taehyung observó como Jungkook recorría toda la habitación. El chico abrió el armario, y tras echar un vistazo a la muy bien ordenada ropa y perchas, volvió a cerrar la puerta. Se dirigió al librero y miró los tomos, haciendo una mueca de disconformidad al ir leyéndolos.

—No hay ningún cómic —murmuró con evidente desagrado para luego pasar a los estantes.

Estos ofrecían poco entretenimiento al consistir en exclusivamente en trofeos de basquetbol; así que no tardó en pasar a lo único que se veía remotamente interesante: el escritorio. El espacio era dominado por una gran computadora que parecía de última tecnología. Jungkook la examinó concienzudamente y empezó a mascullar cosas intangibles.

—Para alguien que parece tener dinero, compró el peor modelo posible —dijo con evidente desprecio para luego abrir uno de los cajones del escritorio y Taehyung ya no pudo contenerse.

—Yo que tú no haría eso —comentó como quien no quiere la cosa.

Jungkook alzó una ceja.

—¿Ah sí? —había algo en su tono de voz que hizo que la sangre de Taehyung hirviera.

—Sí. Estás siendo un metiche y, aunque no lo creas, a nadie le gustan los metiches —espetó con tono mordaz.

—Estoy buscando un cargador para conectar mi celular y así poder largarnos de aquí de una vez, ¿feliz? —respondió el chico con el mismo tono.

—Oh, bueno, supongo que está bien... —masculló Taehyung ahora un poco inseguro.

Jungkook lo ignoró y siguió revolviendo el cajón hasta que con expresión victoriosa sacó un cable. Sin embargo, la felicidad le duró menos de treinta segundos.

—Cargador incompatible —explicó en voz alta volviéndolo a poner en su lugar. Cerró el cajón, y por unos instantes dudó, como si no estuviera seguro de hacerlo. Volteó a ver a Taehyung y al notar que lo estaba observando, sonrió malvadamente y abrió aparatosamente otro cajón, como si estuviera dando un espectáculo. Taehyung puso los ojos en blanco.

—Sabes, vas a necesitar mucho más que husmear en cajones ajenos para sacarme de mis casillas —aclaró ligeramente divertido.

—Valía la pena intentarlo, ¿no? —respondió Jungkook con una sonrisa que no supo muy bien cómo interpretar. ¿Coqueta tal vez? Taehyung resopló ante el pensamiento ridículo.

Jungkook siguió hurgando el cajón hasta que sacó una baraja de cartas.

—Esto podrá servir —comentó dejándose caer en la alfombra que estaba a los pies de la cama y barajeando el mazo.

Taehyung, que para ya ese punto ya se había dado por vencido en el tema del descanso, asomó ligeramente la cabeza por el borde de la cama.

—¿Qué haces?

—¿No es obvio? Voy a jugar con las cartas hasta que alguien venga a rescatarnos.

—Ya...

Jungkook empezó a acomodar las cartas en un orden que por más que Taehyung intentara entenderlo, no lo lograba, logrando que el chico sonriera sardónicamente.

—¿Demasiado difícil para ti, princesa?

—No me digas princesa —se quejó—. Pero realmente no logro entender el juego.

—Bueno, tal vez si te acercaras un poco más, podrías entenderle.

—¿Hablas en serio? —alzó una ceja.

Tae Snow   [Taekook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora