Capítulo 1

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Recuerdo la primera vez que lo vi con tanta nitidez como si de una cinta de vídeo se tratase.

Tenía 9 años - ¡Sólo tres días hasta mi cumpleaños! - y por aquel entonces era una enana que no sabía elegir bien sus amistades, pero ¿quién lo hace bien a la primera?

Miranda, Rose y yo estábamos en las vías del tren.

Su pasatiempo favorito era cruzar las vías segundos antes de que el tren pasase. Casi se podría decir que eran unas adictas de la adrenalina. Sinceramente no me gustaba. Es decir...¿Por qué arriesgar tu vida solo para sentir una sensación falsa de felicidad por dos segundos?

-¡Lucy!-Gritó Rose.

Parecía a punto de un ataque de nervios.

-¿Qué pasa?-Pregunté, volviendo mi cabeza bruscamente.

-Cuando la alarma suene, tendremos que cruzar la vía de lado a lado.-Dijo ella. No me digas, pensé.

-¿No es peligroso?-Pregunté.

Bien Lucy, una pregunta totalmente existencial, me recriminaba. Si me echaba atrás en ese momento nadie se juntaría conmigo por cobarde.

Ella me miró como si estuviese loca.

-¿Peligroso? Hombre, si eres tan pequeña...-Contestó Miranda, soltando su pelo rubio.-Toda la gente lo hace. Los has visto.

La verdad jamás los había visto, pero sí sabía que todos lo hacían. Al menos eso era de lo que todos presumían. Y nunca nadie había muerto...No podría ser tan peligroso...¿Verdad?

-Vale. Jugaré.

La vía era una gran extensión de piedras y cables electrificados. No difícil de pasar si eras lo suficientemente rápida.

La alarma empezó a sonar, taladrándome los oídos.

'Aquí vamos'

Rose sujetó mi mano fuertemente, como si quisiese rompérmela, y las tres corrimos mientras el tren pasaba justo cuando habíamos cruzado.

Recuerdo que reí nerviosamente. Fue cuando entonces vi a alguien entre las sombras, observando.

-Creo que hay alguien ahí.-Musité.

Realmente estaba asustada. No creo que alguien que fuese a cruzar pasase sin antes ponerse un cartel luminoso diciendo:YO VOY A CRUZAR o algo parecido.

-Imaginaciones tuyas.-Replicó Miranda.

-Claro.-Susurré.

No me lo creí por un segundo.

La alarma volvió a sonar, alertándonos de que otro tren pasaba.

Y volvimos a cruzar.

Y otra vez más.

Y otra.

Y así todo el tiempo.

Le empezaba a coger el gusto. Entendía porque le gustaba. Esa descarga de adrenalina que acompañaba la sensación de valentía. Te sentías como si fueses el rey del mundo. Todo se volvía tan borroso y nítido a la vez..

Podía sentir mi corazón latir con fuerza y cada vena de mi cuerpo. Mis piernas temblaban y amenazaban con dejarme caer.

-Bueno, ahora nos separaremos más. Yo me pondré al principio, tú en medio y tú al final, Rose. El tranvía ahora va muy lento.

Otra cosa no, pero las dotes de mando de Miranda eran admirables.

Y entonces ocurrió. Escuché la alarma a lo lejos, y empecé a cruzar, corriendo, sólo para ver cómo el tren atropellaba a Miranda.

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