Honey Moon

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Luego de más tiempo del deseado, por fin llegamos a nuestro destino, el Hotel era maravilloso. El sonido del mar logro relajarme al instante.

- Yuzu.

- Hai!

- Quiero bañarme.

- Claro Mei, ve tu primero, yo iré después de ti. – Di media vuelta y me dirigí a la ventana, nunca antes había estado en el Caribe. El mar tenía un tono tan azul y el día brillaba tanto que no pude evitar fantasear sobre todas las cosas que haríamos, los lugares, los paisajes, sin duda Mei disfrutaría al máximo nuestra luna de miel.

- Yuzu. – Di un salto al instante, Mei me abrazó por la espalda, había susurrado mi nombre al oído. Mi cuerpo se estremeció. – Quiero que nos bañemos juntas, ahora somos esposas.

- Pero Mei. – Mi voz temblaba, aún no lograba creerme que por fin, después de la batalla campal de papá y el abuelo, Mei y yo podríamos empezar una vida juntas. Y ahora ya éramos esposas, ahora no había nada que impediera que nos amaramos sin límites. Claro, ya no somos unas niñas.

El abuelo al final cedió, pero su condición fue que acabáramos el cole, y que nos graduaremos como profesionales. Yo amaba a Mei, así que hice todo lo que me pidieron, si el abuelo me hubiera pedido saltar en paracaídas, lo hubiera hecho del edificio más alto de Tokio.

- Tienes razón, ahora somos esposas. Te amo Mei. – Nos fundimos en un beso que logro quebrar todas mis defensas.

Nos dirigimos al cuarto de baño de la habitación y llenándonos de amor empezamos a desnudarnos. -Dios, Mei es hermosa y sabe perfectamente como volverme loca-.

Lentamente se aproximó hacia mí, al tiempo que iba desabrochando su bra. Se acerco tan lento y sensualmente que sentí la necesidad de lanzarme hacia ella, pero me contuve. No quería estropear el momento, ella quería tener el control y se lo cedí por completo.

Me desnudo prenda por prenda, besó cada parte de mi piel que iba dejando al descubierto, mi corazón latía a mil.

Cuando por fin logramos desprendernos de ese frenesí, salimos del baño y empezamos a hacer planes, conversamos sobre los lugares que visitaríamos ese mismo día y de las actividades que dejaríamos para el resto de la semana que pasaríamos en esa hermosa isla paradisiaca del Caribe.

Nos amamos cada día, aprendí a tocarla, conocí cada parte de su cuerpo y ella del mío. Cinco de los siete días de nuestra luna de miel, lo pasamos en nuestra habitación, teníamos todo lo que necesitábamos, nos teníamos la una a la otra.

Cuando volvimos a Tokio, Mei se reunió con papá, tenían temas que tratar sobre la escuela Aihara. A papá aún le quedaban varios años al frente antes que Mei asumiera el mando, sin embargo ella siempre estuvo a su lado para apoyar con lo que hiciera falta.

Yo empecé a trabajar con un diseñador muy famoso de Tokio, había decidido dedicarme a lo que me hacía feliz.

Nuestras vidas tomaron el rumbo perfecto.

Citrus - Fanfic (En Proceso)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora