¿Una qué de qué?

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- Señor Mikel, ¿me puede indicar si Alfred la cagó? murmuro Prusia, llevando una mano a su oreja mientras fingía hablar por un radio.


- Efectivamente señor Gilbert. La cagó...


El latinoamericano observó al grupo algunos segundos sin decir nada, chasqueo la lengua con molestia y comenzó a alejarse de ellos, con la mirada al frente y la barbilla alzada en muestra de dignidad, dirigiéndose a la salida del hotel.

Los europeos se quedaron en su lugar sin realmente tener algo que decir.

- Debería de seguirlo... - y no era una pregunta, pero su voz trémula y baja denotaba duda.

- Si, deberías. – le confirmó Scott.

Alfred los dejó atrás y a paso apresurado siguió al otro antes de que fuera tarde y se marchara. Lo encontró esperando su auto con los brazos cruzados sobre su pecho y la mirada al frente aun, mirando a algún punto específico sobre la avenida.

Con vergüenza de sí mismo se posicionó a su lado, alejado solamente por menos de un metro, y le habló con la misma voz trémula, cargada de pena.

- Perdón por eso de ahora...

El otro lo ignoró sin siquiera voltear a verlo, como si estuviera solo parado en la calurosa calle.

- Es solo que es difícil para mí admitir que estamos hablando como si fuéramos amigos después de todo lo que... - has hecho, pensó primeramente; he hecho, quiso decir pero ninguno de los dos sonaba tan bien. Suspiro derrotado. – no después de todo lo que ha pasado entre nosotros.

Por fin el otro le contesto, aunque fue con un simple chasqueo de lengua.

A ese punto un silencio pesado los embriagó sin que Jones supiera muy bien que hacer. Iba a decir algo más para intentar arreglar la cagada que había hecho pero el otro se le adelantó.

Su voz sonaba cansada y aun molesta.

- No importa, no es como si en verdad me sorprendiera tu actitud.

Alfred no contestó pues el comentario le sorprendió.

- Siempre tan ufano diciendo que eres el héroe de todo el maldito mundo pero en realidad eres un hipócrita más.

El moreno suspiro y se alzó de hombros sin darle mayor importancia, como si fuera algo a lo que ya estaba acostumbrado.

- En realidad da igual, ¿no lo crees? No es como si yo fuera mejor en todo eso del tema moral – rió sin gracia y comenzó a avanzar a su auto que acababa de ser estacionado por el ballet parking del lugar

Antes de subir al asiendo del conductor le dio una mirada a Alfred que se mantenía estático, pegado al asfalto. México chasqueo la lengua de nuevo y negó con la cabeza un par de veces.

- Anda, la propuesta de ir a comer sigue en pie. Súbete antes de que me arrepienta.

El de lentes no quería tentar su suerte así que sin decir nada subió al asiento de copiloto, sintiéndose incomodo ante el ambiente pesado que existía entre ellos.

Si Alfred hubiera estado con alguien más, como Inglaterra, sus amigos del trio asombroso e inclusive Japón, él podría haber creado una escena melodramática para cortar la tensión, molestar a los demás y después arrancarles un par de risas, pero al lado de México no tenía la confianza suficiente de ser remilgoso y hacerlo reír.

KNOW YOU BY YOUR HISTORY [UsaMex]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora